Esta semana, la ministra de Defensa, Margarita Robles, pudo disfrutar de la interpretación, a viva voz, del clásico Un Sueño Imposible, del musical El Hombre de la Mancha. El Tte. Coronel, Manuel González Hernández, cantó con el alma y la ilusión de tener un propósito en esta vida. Muy alejado de los ideales de su jefa directa. En esta época de falta de valores, considero que TODOS deberían escuchar la canción en español. Así entenderían el mensaje del oficial del Ejército de Tierra.
Aquí les dejo la letra.
Soñar, lo imposible soñar
Vencer al invicto rival
Sufrir el dolor insufrible
Morir por un noble ideal
Saber enmendar el error
Amar con pureza y bondad
Creer en un sueño imposible
Con fe una estrella alcanzar
Ese es mi afán
Y lo he de lograr
No importa el esfuerzo
No importa el lugar
Saldré a combatir
Y mi lema será
Defender la virtud
Aunque deba el infierno pisar
Porque sé que sí logro ser fiel
A tan noble ideal
Dormirá mi alma en paz al llegar
El instante final
Luchar por un mundo mejor
Perseguir lo mejor que hay en ti
Llegar donde nadie ha llegado
Y soñar, lo imposible soñar
Escrita para explicar el alma del Quijote, la letra demuestra que la cultura no tiene épocas ni olvidos. Los ideales de la canción, del militar, son un ejemplo de lo que deberíamos inculcar a nuestros estudiantes. Esfuerzo, entrega, lealtad, perseguir los sueños y las estrellas y luchar hasta el último aliento. Y morir, si fuese necesario, por defender los ideales. No quiero guerras, todas son inhumanas. En todas, los que más padecen son los civiles. Pero ahora que nos amenazan por el norte Rusia y por el sur Marruecos, es buen momento para pensar, como en Francia, si deberíamos tener un ejército de voluntarios que sirvan durante una temporada y aprendan algunas cosas que necesitan saber: orden, mando y sacrificio. Que aprendan a ayudar a la población civil ante un desastre como el que están sufriendo en Israel, Gaza y Ucrania. El resto de los 56 conflictos bélicos que están vivos en el mundo, me quedan lejos. Pero no por ello hay que olvidarlos. Y que sirvan de ejemplo a los que se creen con el poder de cambiar los pueblos y sociedades para ser ellos los que manden y ordenen.
Buen ejemplo hemos tenido, esta semana, en el Parlamento español y en la vecina Francia, con Puigdemont. Palabras huecas, insultos, acusaciones, agresiones verbales y casi físicas que nos demuestran cómo son los que nos representan. Algunos periodistas piden no comprarlas. Afirman que es el PP el que ataca, agrede, miente e insulta. Y se olvidan de juzgar a su ministro Óscar Puente: el ca de bou de Sánchez. Claro que son muy jóvenes y no han vivido lo que pasaba hace unos años, cuando el PSOE mandaba aquí, en España y en Baleares. Hay una historia que deberían estudiar en la Facultad. La que cuenta como una jefa de Comunicación consiguió que se cargarán al director del periódico más leído por la izquierda. Y también podrían analizar el comportamiento de otro director de Comunicación que mintió a todos sus compañeros para tapar dos delitos de su jefe. Como está publicado, que el juez vaya a las hemerotecas, no hace falta que me llamen a mí, que llamen a los directores de Medios que callaron y permitieron a los que mandaban que mandasen, también, en sus redacciones. Ahora que ya no ejercen, puede que quieran contar esas historias.





