Una agresión sin condena

La agresión verbal y física sufrida por un militar de la Comandancia Militar de Baleares en las inmediaciones de una entidad bancaria del palmesano Passeig del Born, es de aquellos sucesos que nadie pensaría que pueden tener lugar en nuestra comunidad autónoma. Que dos personas jóvenes hagan fotos a un militar de uniforme, le increpen y le agredan por el mero hecho de ser un funcionario público del Ministerio de Defensa es algo muy lamentable que debe avergonzar a cualquiera que conozca la labor de las Fuerzas Armadas y su profunda transformación sufrida en los últimos 35 años en cuanto a preparación, misiones y sobre todo a su papel en la sociedad y a su escrupuloso respeto a la Ley y a la Constitución Española. Es por ello que hay que confiar en que una vez los presuntos autores de la agresión sean juzgados por un tribunal, caiga todo el peso de la Justicia y se les quiten las ganas de importunar a funcionarios públicos, ya sean civiles o militares, que es lo de menos.

Pero siendo lo sucedido absolutamente rechazable y condenable, lo más extraño es que las formaciones de izquierdas, singularmente aquellas que forman parte del Govern de les Illes Balears, no haya condenado la agresión a un militar destinado en las islas. Quizás sea que les ha pasado desapercibido o que no lo consideran algo que haya que condenar expresamente. Ambas opciones son deplorables porque no se puede mirar hacia otro lado cuando alguien infringe la Ley y la víctima es un empleado público, del mismo modo que no se puede ignorar una agresión a un trabajador sanitario de un centro de salud o a un docente de la escuela pública. Esperemos que la ausencia de un pronunciamiento expreso de condena no se deba a la tolerancia que actos así suscita entre algunos, sobre todo cuando se trata de vejar y humillar a los miembros de las Fuerzas Armadas y a lo que ellos representan.