Urbanismo, progresía y lectura comprensiva

Tengo para mí que la izquierda balear tiene un grave problema para entender los textos legales, aunque estén escritos en perfecto catalán, incluso aunque los hayan elaborado ellos mismos.

Para empezar, se ve que no entienden demasiado bien qué significa eso de suelo urbanizable. El sufijo adjetivador -ble, que se usa junto con verbos transitivos, hace referencia a que la cosa, concepto, animal o persona que pretendemos calificar con él es susceptible de aquello que indica la raíz verbal que lo acompaña. Así, urbanizable significa que es susceptible de ser urbanizado, comestible, de ser comido, y así. La creatividad de los hablantes andaluces provoca la incorporación de nuevos ejemplos a la lista de palabras castellanas terminadas en dicho sufijo, como ese maravilloso ‘jartible’, es decir, susceptible de ‘jartar’, término pintiparado para describir la actitud de los políticos progres de nuestra comunidad.

A la izquierda le sorprende que, si hay que hacer nuevas viviendas (¿o no es así y propugnan el exterminio o la deportación?, conviene que se aclaren), como las decenas de miles que ellos prometieron y no edificaron, parece lógico comenzar por ubicarlas en el suelo urbano -es decir, aquel que ya está urbanizado, aunque aún no esté construido-, luego, en el urbanizable y, cuando no quede de éste o aquél, ir comiéndonos el suelo rústico -áreas de transición, que por eso se llaman así- que se encuentra en el perímetro de los pueblos y ciudades, salvo que se abogue por aumentar alturas a lo bestia y por doquier. Parece fácil, ¿no? Pues se ve que ese día no fueron a clase, porque no lo entienden.

Eso sí, estos supuestos paladines del medio ambiente y nuestro sector primario autorizaron más de 3.000 viviendas unifamiliares, la mayoría con piscina, en pleno suelo rústico, y toleraron -y siguen tolerando- en él la invasión de caravanas, autocares, contenedores, chabolas e infraviviendas varias que se expande por nuestro agro como el café en un azucarillo, convirtiendo la isla en un gigantesco y potencial Son Banya 2.0.

Nadie ha devorado tanto suelo rústico de nuestra comunidad, por acción o por omisión, como el Pacte de Progrés encabezado por Francina Armengol. Y lo hizo, además, sin solucionar ni un ápice el más grave problema con que se encontró y que dejó en herencia a su sucesora, Marga Prohens, esto es, la clamorosa falta de vivienda digna al alcance de los ciudadanos ‘normales’ -no millonarios- de nuestra comunidad.

Otra cosa que tampoco entienden nuestros progres es de disciplina urbanística. La recetan a todo quisqui, pero cuando se trata de ellos, se la perdonan, mira tú. La autoindulgencia está muy extendida entre los ecosoberanistas en materia de vivienda y urbanismo. Recordemos los ejemplos de Apesteguia y Alzamora, predicando lo que no creen, al que se suma ahora la del ínclito concejal porrerenc de Més, que se construye una casa de invitados sobre suelo rústico inedificable, obviamente sin licencia, pero con dos.

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