Políticas laborales, golpe al comercio y a los más vulnerables

El informe de Fedea sobre los efectos de la subida del SMI en 2019 alerta sobre los peligros de continuar con  políticas laborales inflexibles, como la reducción de  jornada, que pueden erosionar el empleo y dañar a los  sectores más frágiles de la economía. 

En un momento en que el Gobierno español impulsa la  reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales, el  reciente informe de la Fundación de Estudios de Economía  Aplicada (Fedea) ofrece una advertencia seria, las  políticas laborales bien intencionadas, pero mal  implementadas, pueden tener efectos contraproducentes. Según este estudio, la histórica subida del Salario Mínimo  Interprofesional (SMI) del 22% en 2019, de 735,9 a 900  euros mensuales, lejos de mejorar la situación de los  trabajadores más vulnerables, provocó destrucción de  empleo, precarización y pérdida de oportunidades, sobre  todo en las pequeñas empresas. 

El impacto fue especialmente severo entre las microempresas  (de 1 a 5 empleados), donde el 100% de los trabajadores se  vieron afectados por la subida. Según Fedea, estas  empresas, con menor capacidad para absorber el shock  salarial, experimentaron una caída del 4,5% en el  crecimiento del empleo durante los 12 meses posteriores.  Mientras tanto, las medianas empresas optaron por reducir  jornadas o transformar contratos estables en temporales y a  tiempo parcial, provocando un deterioro en la calidad del  empleo. 

El Banco de España ya advirtió en su momento que esta  subida podría haber destruido hasta 180.000 empleos. La  evidencia empírica recopilada por Fedea ahora lo confirma,  las políticas rígidas no solo no ayudan, sino que muchas  veces terminan perjudicando a quienes dicen proteger.  Mujeres, jóvenes y trabajadores con menor cualificación, fueron los más afectados por los flujos de salida forzados  del mercado laboral. 

La propuesta del Gobierno de reducir la jornada laboral sin  mecanismos de adaptación adecuados genera legítima  preocupación. Fedea ha calificado el borrador legislativo  como “excesivamente intervencionista” y ha pedido un plazo  de adaptación de al menos tres años, junto con fórmulas de flexibilidad, como bolsas de horas o jornadas irregulares  negociadas. 

El comercio, uno de los sectores más afectados, ilustra  claramente los riesgos de este enfoque. Con márgenes  estrechos y alta dependencia de personal, muchas pequeñas  tiendas y establecimientos familiares podrían verse  forzados a reducir plantilla, recortar horarios o incluso  cerrar. Esta pérdida afecta no solo a los trabajadores,  sino también a los consumidores, especialmente en zonas  rurales o barrios y pueblos donde estos negocios cumplen un  rol social esencial. 

Este tipo de políticas puede tener efectos colaterales  dramáticos en sectores de cuidado y atención a personas  mayores supone una amenaza directa para la atención de  personas dependientes, precisamente en un país con una  población envejecida y crecientes necesidades sociales. 

Mejorar las condiciones laborales es un objetivo justo y  necesario. Pero si no se tiene en cuenta la realidad de las  pequeñas empresas, los sectores más frágiles y el comercio  local, una buena intención puede acabar siendo una mala  política. El estudio de Fedea lo deja claro, sin  flexibilidad, sin una aplicación gradual y sin ayudas  reales, estas reformas pueden terminar dejando fuera a  quienes más apoyo necesitan. Además, no se puede seguir  legislando de forma general para todos por igual. Los  cambios importantes deben acordarse dentro de los convenios  colectivos, entre empresarios y trabajadores, y no  imponerse por ley sin diálogo. Solo así se podrán hacer  mejoras que de verdad funcionen y no generen más problemas  de los que intentan resolver...

Suscríbase aquí gratis a nuestro boletín diario. Síganos en X, Facebook, Instagram y TikTok.
Toda la actualidad de Mallorca en mallorcadiario.com.
Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más Noticias