El ya conocido como "Caso Vagones", en el que se investiga si fue irregular o no la compra de una docena de vagones de tren sin pasar por concurso público durante la época del segundo Pacte, ha entrado en el capítulo de los "numeritos" en los juzgados y estrategias para desmontar la versión del rival.
El hecho es que la jueza ha suspendido sine die la primera ronda de declaraciones judiciales de los cargos con firma de aquella época, encabezados por el imputado Antoni Verger. Se aplazan las declaraciones porque aparece in extremis un documento que daría validez y legalidad a la operación de compra de los vagones a los que conviene referirse de nuevo más adelante.
¿Cómo puede ser que ese informe no lo tuvieran ni el actual gerente de Serveis Ferroviaris de Mallorca ni la empresa que realizó y firmó la auditoría externa?
¿Cómo puede ser que Verger sí tenga ése documento y que lo exhiba justo el día de su declaración judicial?. Si Verger tiene razón y se siente una víctima de una operación política contra él, ¿Por qué no lo mostró antes?
El caso es que, muy probablemente, el gerente de SFM -el que pasó el informe a la Fiscalía- acabe ahora declarando ante la juez.
Ayer se frotaban las manos unos cuantos pensando que le habían dado la vuelta a la situación. Cuidado. No nos precipitemos. Orta va muy convencido y dice que lleva buenas cartas en esta mano.
¡Qué pena!. Con todo este ramillete en la mano, uno se da cuenta de que vamos de cabeza a unas elecciones que van a ser muy reñidas y a las que ni al PP ni a Més les conviene llegar marcados judicialmente por este asunto.
Para que no haya vencedores ni vencidos de cara a las urnas por este asunto, y para que sepamos la verdad de las verdades, conviene que la juez instructora no demore demasiado el asunto. Hay que saber si Verger tenía la mano suelta a la hora de firmar o intereses compartidos con el proveedor, o si todo lo que hizo en esa extraña compra de vagones llevaba la bandera de la legalidad más absoluta.
Si Verger está limpio, debe poder ser recuperado para la campaña. Si no, a juicio.
Sobre los vagones de marras: al margen de si la operación fue limpia o no, lo que no deben olvidar los ciudadanos -voten o no- es que se encargaron, compraron y empezaron a pagar sin que ni siquiera estuvieran construídas las vías por las que iban a circular, y que nada más llegar fueron a parar al hangar. Legal o no, poca cabeza de los responsables.