Vecinos hartos de la incapacidad de los políticos de Palma y Llucmajor

Iniciada ya la Semana Santa y en puertas del inicio de una temporada turística que se prevé de una afluencia similar a las anteriores, los vecinos de Platja de Palma y s'Arenal han lanzado un SOS para que las autoridades, especialmente las municipales, eviten la inseguridad y el incivismo que sufre esta zona en verano. Botellón, trile, venta ambulante, prostitución en la calle, peleas... El catálogo es largo y reiterativo.

Los vecinos son tajantes: “La sociedad y las empresas están forzando la coordinación en la zona; si dependiésemos de los políticos aún estaríamos esperando”, señalaban este fin de semana en mallorcadiario.com. En un encuentro con representantes de las principales asociaciones, los vecinos de la zona se mostraban tan escépticos como exigentes ante las actuaciones municipales y concluían que sólo cuando aparezca "la portada de un diario alemán con guiris incívicos detenidos por la policia veremos que cambian cosas en s'Arenal".

Los vecinos confían poco en los políticos municipales y expresan su desazón ante una situación que les provoca ansiedad, insomnio, depresión y miedo, según sus mismas palabras.

Angélica Pastor, la concejal de seguridad de Palma, confía en una nueva ordenanza para salvar la situación porque considera que la normativa actual es de difícil aplicación. Asegura tenerla amarrada en el seno del tripartito municipal y que únicamente se trabaja ya en matices, en términos que permiran "evitar un lenguaje discriminatorio, que pueda herir sensibilidades" y en la calificación del grado de sanción para según qué conductas. Sus socios de Més y, especialmente, de Podem son reacios a actuar contra la venta ilegal, el 'top manta', y otras actividades. En la práctica, si no hay acuerdo para llevar la nueva ordenanza al pleno de abril, será muy difícil tener los recursos que quiere Pastor para el verano.

La verdad es que una nueva ordenanza para Palma tampoco es garantía de que se pueda solucionar la situación. De hecho, la renovada ordenanza cívica que Llucmajor puso en marcha a finales del verano pasado poco ha servido para solucionar los problemas que denuncian los vecinos de s'Arenal. “Ordenanzas y normas hay -denunciaban a este diario-; el problema es que no se hacen cumplir”. Acabar con esta incertidumbre está en manos de los responsables municipales de Palma y de Llucmajor. Ellos tiene la solución, con la legislación que ya existe, para garantizar la seguridad y actuar contra las múltiples prácticas irregulares e insalubres, cuando no manifiestamente ilegales, que denuncian los vecinos, los hoteleros y los empresarios de Platja de Palma y de s'Arenal.

Dilatar la solución por falta de acuerdo político, por prejuicios ideológicos o por falta de decisión a la hora de gestionar las plantillas y recursos municipales, lo único que hace es poner en evidencia la incapacidad para gobernar de quienes están al frente de los municipios afectados y su gran capacidad para decepcionar a una parte de la ciudadanía a la que representan.

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