Cambio de Gobierno al amparo de la Constitución. “Esto es democracia” dijo acertadamente la ex vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, una de las pocas personas del ejecutivo saliente que aguantó todos los debates de la moción de censura. Ella y el bolso situado a su izquierda.
Una de las claves del éxito de la moción fue la promesa de Pedro Sánchez al PNV de mantener los presupuestos aprobados en el Congreso, los vascos tenían muy claro que su voto no era gratuito. Su jugada era doble: asegurar unas dotaciones económicas generosas para Euskadi y arrinconar a Ciudadanos que lucha por abolir el Concierto Vasco. Han ganado de momento.
Pues bien, y siendo pragmáticos, también nos toca a nosotros mirar “qué hay de lo nuestro”, e inferimos que, si somos optimistas, nos tendríamos que templar un poco.
A pesar del compromiso de Sánchez de no modificación de la ley presupuestaria aprobada en el Congresos, no tenemos el 75% de descuento aéreo asegurado toda vez que los presupuestos tienen que pasar por la criba del Senado, donde el partido ahora en la oposición, el PP, tiene abrumadora mayoría absoluta. Y ya vimos que los conservadores no están dispuestos a perdonarle la vida al nuevo Gobierno.
Por lo tanto, ahora les toca esperar a los fervientes defensores del descuento -entre los que no me encuentro porque creo que el efecto sobre el precio final del billete no será el esperado-, a ver si las luchas partidistas se llevan o no por delante el 75%. No parece lógico que los de Rajoy no aprueben en la cámara alta lo que aprobaron en la baja aunque, ya lo sabemos, la dialéctica política es capaz de justificar lo injustificable.
Por otra parte tenemos el Régimen Especial Balear (REB) como reivindicación histórica para paliar los efectos de la insularidad. Meses atrás nos dijeron que su consecución estaba más cerca que nunca, y ahora Francina Armengol señala que lo tendremos “más pronto que tarde” ahora que Pedro Sánchez es presidente e incluso ya se está hablando de principios del año que viene. La presidenta tendría que saber que la historia de “ara tendrem bo” ya no nos la creemos. Y no nos la creemos porque la coincidencia de color político entre Consolat de Mar y Moncloa nunca ha significado una mejora extraordinaria de las condiciones financieras de la CAIB y de sus habitantes. Por encima de la coincidencia está el peso de los diputados electos por nuestras circunscripciones en la gobernabilidad estatal, y ya sabemos que históricamente ha sido totalmente inefectiva.
Pero es que, además, hay un pequeño gran detalle a tener en cuenta para lo que queda de legislatura: el PSOE tiene pocos diputados para tratarse del partido del gobierno, por lo que, el REB, como ley estatal que ha de ser, sólo se aprobará si quieren Unidos Podemos y confluencias, ERC, PdeCat, PNV, Compromís, EH Bildu y Nueva Canarias y nadie de estos últimos pulsará el botón verde si el REB supone un menoscabo en las expectativas económicas de sus respectivos territorios.