Llega el verano y con él otro año más en nuestra isla el desastre.
El barrio de Santa Catalina se vuelve una ruina para la mayoría de sus habitantes, ya que sus calles se llenan de basura, heces, quema de contenedores y desastres por doquier difícil de aguantar para sus habitantes.
Por no hablar del Arenal, Magaluf ó Santa Ponsa, donde a día de ayer se habían producido sólo en Calviá más de 50 incidentes en lo que llevamos de verano.
Y es que pareciera que a nuestras playas llegan los bárbaros más que personas normales con ganas de disfrutar del verano y del buen tiempo.
Pero la razón es muy clara, el alcohol y las drogas hace que, personas que parecieran normales, se conviertan en todo lo contrario y pierdan el sentido y las formas convirtiéndose en algo que ni ellos mismos pueden explicar.
Y así pasamos el verano, entre denuncias, disgustos y calles alteradas en nuestros barrios y pueblos de toda la isla.
Por no hablar de la última moda del balconing, donde los jóvenes totalmente ebrios se precipitan por las ventanas de los hoteles.
No obstante lo importante es saber cual es la razón de estos actos y como pararlos.
El famoso “barra libre y todo incluido” de los hoteles o los garitos con “happy hour”, hace que las personas se descontrolen de manera inconcebible, pero real, ya que tienen acceso a cero euros a una tarifa de todo incluido.
Sería formidable pensar que no hace falta poner puertas al campo, pero es cierto que para muchas personas de nuestra sociedad actual, si hace falta y que solo así se podrá contener las barbaries que se comenten cada verano en nuestras islas.
Es una verdadera pena que nos veamos obligados a actuar de esta manera pero la realidad es que no tenemos otra forma de controlar a estas personas, que son incapaces de hacerlos por ellas mismas y serán nuestras autoridades las que deberán de cambiar y prohibir estas políticas, independientemente de los resultados obtenidos, ya que solo con el control del alcohol en nuestras islas, podremos parar este desastre, que no ha hecho más que empezar este año.
Se pide civismo y una vez más sentido común, ese sentido del que tanto carecemos los seres humanos y que tantos problemas nos trae en nuestra sociedad actual.
Solo piden los vecinos de estas zonas poder disfrutar de sus hogares y municipios de una forma tranquila y civilizada y no verse atacados en plena noche por personas que se encuentran totalmente descontroladas y fuerza de todo razonamiento.
Estoy seguro que poniendo un poco por parte de todas las organizaciones y personas implicadas en este debate, el verano podría ser perfecto en un entorno tan maravilloso como son nuestras islas.
Pero desgraciadamente una vez más la solución viene por parte de la prohibición y el impedir desarrollar ciertas conductas, porque la apelación al sentido común, año tras año, sigue fallando en este turismo mochilero, que no debería de acudir a nuestra isla y que nos deja muy poco beneficio y si muchos disgustos.
