Supongo que vieron la final de Champions del pasado sábado. El Real Madrid se coronó campeón por tercera vez consecutiva, cuarta en cinco años, todo un hito. El Liverpool empezó bien, dominando y creando peligro ante un sorprendido y desbordado Madrid. Los ingleses salieron decididos a adelantarse en el marcador y estuvieron cerca de ello. Todo cambió con la lesión de Salah. Se equivocan quienes señalan los fallos del portero Karius como la clave de la final; la clave fue otra y se apellida Ramos, de nombre Sergio. SR4 para su ego.
Su ética en el campo solo es comparable a su estética fuera del mismo. Él solito se encargó de sacar del partido al mejor jugador rival por lesión. Al pobre Karius también lo sacó, -esta vez mentalmente-, por la misma vía: la agresión. No le hizo falta como otras veces al capitán blanco llegar al minuto 93 para finiquitar el duelo, lo hizo mucho antes, no fuera que con tanto sufrimiento se le acabaran viendo las costuras al enlatado y postural señorío de su club.
Ha habido varios exfutbolistas que no han tardado en manifestar que Ramos lesionó a propósito a Salah. No lo dudé ni un segundo al ver la jugada en directo. Primero lo agarra del brazo, hasta ahí bien, es algo normal en centrales durotes del estilo del 4 blanco. Pero, a partir de ahí todo se ensucia sobremanera: caen juntos sin que el central lo suelte, lo sujeta incluso cuando van ya a besar el césped y, por último, lo mantiene bien trabado mientras realiza un giro que obliga al hombro del egipcio a soportar una contorsión de tal fuerza que el resultado no puede ser otro que la lesión. He jugado al fútbol y sé que toda que esa aparatosa caída es perfectamente evitable. Ramos sabe que le va a hacer daño, sabe que está forzando al rival a caer en muy mala postura y sabe que la velocidad con la que lo arrastra junto con el peso de su cuerpo son una combinación nefasta para el jugador egipcio. Lo sabe, créanme. Los que nos hemos caído miles de veces agarrando a adversarios sabemos que SR4 forzó una mala caída de Salah.
Si no les basta con esto, miren lo que dijo al respecto la Unión Europea de Judo: "Waki-gatame es una peligrosa técnica. Es por eso que no está permitido en el judo usarlo para la transición al ne-waza". Waki-gatame es la técnica que el bueno de Ramos “usó” y que este organismo del citado noble arte marcial ha querido denunciar. Claro que SR4 no sabe nada de judo, no le hace falta. Él domina el arte de sacar al rival del partido, ya sea con llaves prohibidas o con codazos impunes a la cara del portero rival después de un córner, como el que le soltó a Karius minutos antes de que el portero le regalara a Benzema el 1-0.
Creo que la gloria consiste no solo en qué haces sino también en cómo lo haces. Ramos le robó al Real Madrid la posibilidad de ganar una final con dignidad, y el nulo reproche del madridismo a su central evidencia connivencia y aprobación. Pero como les condujo a la venerada e indultadora victoria, seguirán llamándolo señorío.