El Govern, según lo declarado por su vicepresidente y conseller de Turismo, Biel Barceló, confirma que la Ecotasa es irreversible. Pese a la justificada y persistente oposición del sector empresarial al que el Ejecutivo autonómico ha endosado la desagradable tarea de recaudar, los hoteleros, el Govern no atiende a razones y prosigue con su proyecto estrella.
Sin embargo se ha topado con las exigencias de Podem respecto de algunos detalles de la aplicación del impuesto turístico y fundamentalmente del destino de las cantidades recaudadas. Este aspecto capital no acaba de contentar a nadie, ni a hoteleros, ni a entidades ecologistas, y ahora tampoco a Podem, que quieren que haya un reparto proporcional según el territorio de recaudación. Esta exigencia proviene de Eivissa, pues desde la mayor de las Pitiusas se recela del centralismo del Govern y la desconfianza es profunda.
El Govern trata de rebajar la tensión y de encontrar soluciones dialogadas a las discrepancias surgidas con sus socios de Podem, imprescindibles para aprobar el impuesto. Pero la tensión ha alcanzado niveles poco recomendables a raíz de las declaraciones en los medios de comunicación de unos y otros. Todas las partes se han dejado llevar por las emociones y no han caído en la cuenta de que las objeciones que haya que hacer, siempre será mejor tratarlas en privado que airearlas en público.
La realidad es que el asunto de qué se hará con el dinero recaudado se ha convertido en el tema fundamental sobre el que pivota la viabilidad del impuesto y no al Govern no le queda más remedio que hablar claro y buscar apoyos, pues de lo contrario nadie está dispuesto a firmar un talón en blanco, que parece ser lo que persigue el vicepresidente Barceló. A qué se va a destinar lo que se recaude es una cuestión vital para todos los sectores concernidos, también para Podem, y el Ejecutivo de Armengol no puede seguir aplazando la discusión de este asunto.



