Para llevar a cabo esta entrevista, nos encontramos en Pura Vida de Cala Figuera, en la cita había intervenido Roman Hillmann un buen amigo de los dos. Desde ahí, la panorámica abarca un horizonte infinito. Da la impresión de que te han abierto una puerta al paraíso.
Cuando llegué, ella estaba desayunando y yo me pedí un café…

Yvonne, nace en Maguncia (en alemán Mainz), capital del estado federado alemán de Renania-Palatinado, es una ciudad que en la actualidad tiene unos 225.000 habitantes, situada en el suroeste del país a orillas del rio Rin. De allí era original el orfebre Johannes Gutenberg famoso por inventar la prensa de la imprenta de caracteres móviles en 1450. Desde 1974, Maguncia alberga la sede central de la ZDF, segundo canal de televisión más importante del país.
¿Qué recuerdo le viene a la memoria si le pregunto por su infancia?
Crecí en un barrio con muchos niños y amigos. Jugábamos al aire libre y nos divertíamos. Mi mejor amigo, Christoph, era un pianista y violinista que de pequeño ya tenía un talento innato. Me deleitaba escuchándole y, siendo niña, le diseñé y cosí un traje de escenario que aún conserva.
¿Hubo algún juguete por el que sintiese predilección?
Sí, por una muñeca. Me encantaba jugar con ella, maquillarla e inventar historias maravillosas juntas.

¿Qué puede contarnos de su época de estudiante?
Hice economía, aunque en realidad quería estudiar arte. No obstante, acabé mis estudios con determinación. Durante ese tiempo, tuve grandes amigos con quienes me lo pasaba muy bien. Aprendí a ser independiente y mi sueño seguía siendo estudiar arte.
Ha dicho que tenía muchos amigos ¿Qué significan en su vida?
Mis mejores amigos han estado y están ahí para mí en todas las situaciones de la vida. Son personas que me escuchan, piensan conmigo y empatizan. Nuestra amistad permite profundidad, ligereza y crítica. No siempre vemos lo mismo en una misma imagen, y eso es precisamente lo que la hace emocionante. Sus pensamientos me abren nuevas perspectivas. Mi mejor amigo y crítico es mi esposo, Christian.
Descríbanos algún fragmento vital de su adolescencia…
Ya tenía bastante confianza en mí, a veces era rebelde, pero seguía siendo una pintura inacabada. Mi vida era colorida, vibrante, feliz. A los 15 años me fui de intercambio a Estados Unidos, lo cual me impactó. A día de hoy sigo en contacto con mi madre anfitriona, Linda. Es admiradora de mi arte. Pinté su querida perra Daphne y le mandé como sorpresa el cuadro a Mineápolis. Quedó fascinada… y yo también.

¿Cuál fue su primer encuentro con el arte?
El arte siempre ha estado conmigo, siempre me gustó pintar. Era normal para mí, sin saber exactamente qué era el arte, ni siquiera se me daba bien. Mis padres y mi familia me inculcaron el talento desde pequeña. En el jardín de infancia pinté un gato negro con manchas blancas y mi madre lo enmarcó y lo colgó. Eso me enorgulleció y me impulsó a continuar. Quiero ir a mis primeros recuerdos y no encuentro imágenes nítidas, sino más bien una sensación, un sonido, un color. El arte y la cultura formaban parte de nuestra vida familiar. Una de mis abuelas era profesora de piano y la otra, cantante de ópera. Mi madre participaba en sociedades artísticas y, al igual que mi padre, estaba interesada en el arte. Entre pinceles, notas de piano y pinturas, aprendí que la expresión no precisa lenguaje. Por ejemplo, era maravilloso desayunar con mis abuelos, mientras escuchábamos música clásica. Una de las abuelas me organizó mis primeras clases con un artista.
¿Qué tipo de arte le llama la atención?
Me complacen los contrastes. El arte pop me atrae por sus colores brillantes, su energía, sus formas nítidas y su visión lúdica de la cultura cotidiana. Combina arte y consumismo, seriedad e ironía, y es vibrante. Al mismo tiempo, el arte abstracto me conmueve, de un modo más sutil y me reta a observar con más atención. Me satisfacen las sorpresas, ya sean mundos oníricos surrealistas, efectos de luz impresionistas o instalaciones contemporáneas. Para mí, el arte consiste en descubrir algo nuevo. Un estilo artístico es una herramienta, no un límite.
¿Tiene algún artista influyente o favorito?
No tengo un artista favorito. Son muchos los que me impresionan, especialmente Marc Chagall, Pablo Picasso, Andy Warhol, Roy Lichtenstein, Herhard Richter y Günter Uecker. Cada uno de ellos, cada uno a su manera, muestra lo que puede ser el arte en conceptos diferentes. Vengo de Düsseldorf, donde el arte se vive en cada minuto, es apasionante, pero en Mallorca también, uno de los mejores ejemplos es la presencia de mucha obra de Joan Miró.
¿Cómo definiría esos momentos en los que se planta frente a un lienzo y se pone a pintar?
Solo puedo empezar espontáneamente, sin saber lo que me espera. Cuando pinto, el espacio y el tiempo desaparecen de mí. A veces me entretengo y de repente no puedo parar hacia una u otra dirección, pero eso es precisamente lo que me seduce. A menudo ocurre que surge algo en lo que ni siquiera había pensado o buscado antes. Es emocionante y meditativo. Revelo mi yo interior a través del arte. Mis pinturas son una expresión de mis sentimientos.
¿Qué etapa de la historia del arte le llama la atención?
Me fascinan especialmente los períodos en los que el arte se convirtió en el lenguaje de las emociones de la sociedad. El arte pop, con su lenguaje visual claro, y el expresionismo abstracto, con su profundidad. El arte no debe ser inequívoco, sino más bien ofrecer espacio a la imaginación y dejar preguntas abiertas.
¿Alguna vez se ha emocionado delante de una pieza de arte?
Sí, me pasó con La Paloma de Pablo Picasso. Es una pintura de profundidad emocional y quietud- Muestra cosas que no son visibles a simple vista. La expresión de la pintura parece vulnerable, llena de compasión y esperanza. Sin ser una obra espectacular, algo en ella me cautivó, tanto que cuando era niña la pinte para mí.
¿Cómo define sus trabajos plásticos?
Con mi expresividad intento provocar emociones y cautivar al espectador desde el principio. Combino la pintura figurativa abstracta con el luminoso mundo del color, a veces son calma y serenidad, aplico mis pinturas estructurales blancas. Tengo tendencia a desafiar al espectador. Procuro ser intensa en mi lenguaje y al mismo tiempo como contraste, calmada. Estas alternancias entre momentos ruidosos y tranquilos reflejan mi día a día en Mallorca. La mayoría de ideas, surgen los colores del paisaje, de los sonidos, el mar, la cultura, la inmensidad y tranquilidad de esa tierra.
¿Qué acontecimiento mundial le quedó grabado en la piel?
No hay un solo acontecimiento internacional que me deje una huella imborrable. Ha habido demasiados últimamente. Las guerras actuales, por ejemplo, muestran la enorme fragilidad de la paz. Las imágenes de huida, pérdida y destrucción, contrastan con mi anhelo de humanidad. Sobre todo, como madre de una hija.
Háblenos de las aficiones que practica…
El arte es más que un pasatiempo, ocupa gran parte de mi tiempo. Disfruto visitando galerías y exposiciones de arte. Pero también escucho música, amo a los animales y practico deportes. Una de mis pasiones es cocinar. Tiene un significado emocional, creativo y cultural.
La música me acompaña cuando pinto, me da fuerza y me inspira, todo fluye mejor.

¿Ha realizado algún viaje inolvidable?
Mi viaje más impactante y emocionante se produjo en Mérida en el colorido sur de Méjico, un lugar que es más que un simple punto geográfico. Directo al vibrante espíritu de la existencia. Una ciudad plena de encanto y alegría.
¿Qué le agrada del ser humano?
Destacaría a las personas con conocimientos profundos, alegres, divertidas, positivas, compasivas y apasionadas por el arte y la creatividad. Personas que muestren curiosidad, que estén abiertas a lo nuevo y dispuestas a cuestionar las órdenes establecidas.
¿Qué temas de actualidad son de su interés?
Me interesa el arte callejero y el movimiento artístico urbano. Artistas como Bansky que suelen expresar ideas políticas y sociales en sus mensajes. El arte es tan diverso…¡eso me fascina!
¿Desde cuándo visita Mallorca?
Desde que tenía cinco años, mis padres iban de vacaciones a Cala d’Or.
Mallorca para mí no es un destino turístico, es mi segundo hogar. Hoy muchos años después he cumplido mi sueño y tengo mi propia casita. Este lugar se ha convertido en parte de mí.
¿Qué es lo que le atrae de la isla?
Es un lugar donde encuentro paz. Me ofrece tanto y es tan diversa. Cada vez que la visito descubro algo nuevo. El mar, las hermosas bahías y playas, la Serra de Tramuntana, el estilo relajado, la buena comida, la gente y su actitud tan especial, el arte y la cultura. Aquí hay espacio para mi creatividad. Mi visita siempre comienza por una visita al restaurante Almare, su dueño Lorenzo me recibe con cariño y me prepara una comida deliciosa, además de las maravillosas vistas. Simplemente…he llegado.
Exactamente lo que me seduce de la isla.
¿Cuál es su relación actual con Mallorca?
En 2016 con mi marido (Christian Erdmann) compramos una casa en el Parc Natural de Mondragó de Santanyí y vivimos allí con mi hija, Laura Merida Erdmann…, unos tres meses al año. En el tiempo de vacaciones.
Tenemos buenos amigos, alemanes y mallorquines.
¿Qué puede contarnos de su galería en Alemania?
La abrí en 2023 en una zona residencial de Düsseldorf. Mi sueño se hizo realidad. Ese mismo año, la inauguré oficialmente.
En mayo de 2024 actuando como comisaria se realizó una exposición del artista de Santanyí, Llorenç Garrit. En junio fui yo quien expuso en Santanyí con la colaboración de Tofol Vidal.

Me planto frente a sus lienzos y denoto su encuentro con la inspiración, una convocatoria de colores, una composición de matices que se adhiere a la dermis. Aprecio ese lenguaje en el que usa elementos rutinarios para expresar sus figuraciones, insinuaciones abstractas, referencias al amor por los animales, su trazo sin ambages salpica alegría, como si pintar fuera una celebración de júbilo constante.
¿Hará más exposiciones con artistas vinculados con Mallorca?
De momento no hay nada previsto, pero creo que se sumaran otros, ya que la conexión con Mallorca es satisfactoria.
¿Qué valora de los artistas que ha conocido de la escena mallorquina?
Su sencillez. No buscan una entrada imponente, sino más bien una claridad interior. Su arte actúa como espejo de la isla, como una especie de dialogo con la naturaleza. He desarrollado una amistad con algunos. Uno de ellos es buen amigo y como anteriormente he comentado, ha expuesto en mi galería de Düsseldorf.
¿Qué proyectos tiene a la vista?
Eso, sigue siendo un secreto.

Texto: Xisco Barceló
Fotos: Yvonne Erdmann y Roman Hillmann


