Zapatero a tus zapatos

El lío mediático que acompaña a la situación político judicial está monopolizando e hipnotizando a la opinión pública. Muchas de las decisiones de gestión destinadas a mejorar el estado del bienestar y a dar respuesta a las necesidades reales de los ciudadanos quedan relegadas a un segundo plano.

La salud no es una excepción. En este campo, bastantes de los aspectos de planificación estratégica y de implantación de herramientas para la reforma y la sostenibilidad del sistema sanitario están desatendidas.

Si no ya me dirán que competencia otorga la licenciatura en geografía para dirigir los sistemas de información sanitaria y la oficina de tecnologías del sistema público. Y como se garantiza la gestión de los casi 4.000 millones de las extintas pesetas del departamento.

La cartografía, la climatología, la hidrología, el análisis espacial, el cambio climático, el impacto ambiental y de los recursos naturales son áreas de conocimiento muy interesantes pero con contenidos, que por sí solos, conforman un perfil que poco aporta a la gestión de la salud de las personas.

Sin unos sistemas de información rigurosos y con tecnologías de la información sin orientación asistencial, la administración sanitaria está abocada a su ruina. Los desvíos y la toma de decisiones erráticas estarán a la orden del día. El resultado solo puede ser más gasto y peores resultados.

Tengo la mejor opinión profesional de la dirección general y asistencial del servicio de salud. Considero la gestión de la consejera entre buena y muy buena. Sin embargo, comparto la impresión que la invasión de la vieja política les impide desarrollar su proyecto con comodidad. Ya les dejaron a los pies de los caballos con la carrera profesional y aparentemente se la están volviendo a meter doblada.

De la misma manera que no me imagino un juez dirigiendo un servicio clínico ni a un médico dictando sentencias, de poco o nada sirve estimar cuántos días durará la tramontana para mejorar la información clínica del siglo XXI. Poco aporta al funcionamiento de los hospitales. Ni contribuye a la implantación de herramientas modernas y resolutivas. Tampoco es garantista para la protección de los datos sanitarios; una cuestión nada baladí.

La competencia en la política de nombramientos es la mejor apuesta para lograr unos resultados de gestión favorables. Los errores en este ámbito son potentes plataformas de frustración y desmotivación profesional. De hecho, llueve sobre mojado. La ignorancia es muy atrevida. Una vez más, se están desmontando los pocos espacios que estaban recuperando el pulso tras los desmanes de la esquizo-panda y están anunciando nuevas “tardes de gloria”. En este caso, el equilibrio entre la informática y la medicina no pasa precisamente por Greenwich, ni por el plano imaginario al que da nombre al meridiano 0.

Zapatero a tus zapatos -“ Ne sutor ultra crepidam”-, como diría Apeles, el más ilustre de los pintores griegos. Tremendamente exigente con sus lienzos, los exponía públicamente para recoger propuestas de mejora. Sin embargo, se perturbaba con las críticas infundadas sobre aspectos técnicos realizadas por curiosos, enterados y fisgones.

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