No pretendo sumar epítetos a las izas, rabizas y colipoterras que inspiraron al controvertido Nobel de Iria Flavia, sino evocar al vallisoletano autor de Don Juan Tenorio, cuya representación teatral nos acompañó cada noche de difuntos durante décadas.
Aunque la celeridad de la era digital haya convertido en arcaica la televisiva emisión monocroma sobre las desventuras del paradigma de la seducción, hemos tardado menos en encender la calabaza que se resistió la novicia en el drama, porque no ha llovido tanto desde entonces como para que Halloween haya calado tanto en nuestras agendas.
De un tiempo a esta parte, la víspera del día de Todos los Santos no es recogida y austera, sino lúdica y expansiva. Así como Santa Claus ha relegado a los Reyes Magos, el festejo pagano anglosajón ha eclipsado nuestras raíces, cediendo a su primacía, como Don Gonzálo y Don Luis al delirio de su adversario.
“Truco o trato”, no es un dilema tan complejo de resolver como la facilidad con la que renunciamos a nuestras tradiciones más sólidas. Mientras llevamos a la exacerbación la defensa de nuestras señas de identidad localistas, hacemos un puente sobre el Ebro para entregarnos a los que llega de allende las fronteras. No resulta difícil que las hamburquesas o las pizzas se abran hueco entre nuestro pamboli, desplazando al cocido o la paella. Somos muy permeables a los hábitos foráneos y tan o más desapegados al patrimonio cultural que compartimos, heredado de nuestros ancestros, en beneficio de una presión comercial importada. No es preciso ser chovinista para estimar con orgullo lo que, durante generaciones, ha consolidado nuestro acervo. La lengua no es el único valor atávico que cimenta nuestra pervivencia, por lo que deberíamos respetar más lo que nos acerca a nuestros paisanos y fomentar el aprecio por la cultura española, en lugar de padecer un quijotesco sentido de la vergüenza. Si no valoramos y defendemos la idiosincrasia más próxima, estamos condenados a ser una sociedad tan fútil como fueron los amores para nuestro Casanova.
