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Aquel año del 11-M
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Aquel año del 11-M

Por Josep Maria Aguiló
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jmaguilomallorcadiariocom/8/8/23

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Con el reportaje sobre los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid damos hoy inicio a la sección '20 años de noticias', que cada semana se centrará en presentar aquellos hechos que, año tras año, fueron los grandes protagonistas de la actualidad en nuestro país o en nuestra comunidad desde que comenzó la publicación de mallorcadiario.com. En el caso del 11-M, todavía hoy sigue siendo el peor atentado terrorista perpetrado en suelo europeo, con el trágico balance final de 192 personas fallecidas y 1.893 personas heridas.

Fue en torno a las ocho de la mañana del 11 de marzo de 2004 cuando empezaron a llegar a los medios las primeras noticias, todavía algo confusas, acerca de varias explosiones en una o más estaciones ferroviarias de Madrid.

Los periodistas desplazados de inmediato hasta las estaciones finalmente afectadas, Atocha, Santa Eugenia y El Pozo, confirmaron que las detonaciones se habían producido en el interior de varios vagones de trenes de cercanías y que había muchísimos heridos y posiblemente también numerosas víctimas mortales. En aquellos instantes no había ya ninguna duda de que se trataba de un atentado terrorista de grandes dimensiones.

Paralelamente, las imágenes aéreas que las diferentes cadenas televisivas empezaban a ofrecer de los trenes destrozados mostraban una primera aproximación de la tragedia vivida unos minutos antes por miles de personas. A esas desoladoras imágenes se sumarían más tarde las fotografías de decenas de heridos, así como también las tomas de cientos de personas andando en silencio entre las vías y los primeros testimonios de algunas de las víctimas que habían logrado sobrevivir.

A sólo un kilómetro de distancia, en el centro de Madrid, el ulular de las sirenas de ambulancias, coches policiales y vehículos de bomberos era continuo y constante desde primera hora de la mañana. Al mismo tiempo, miles de madrileños empezaban a donar sangre de manera voluntaria o se concentraban de manera espontánea en calles y plazas para condenar el atentado. En las horas siguientes, las estaciones de Atocha, Santa Eugenia y El Pozo se irían llenando poco a poco de velas encendidas, ramos de flores y mensajes de condolencia.

Por su parte, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado pudieron determinar ya esa misma jornada que entre las 07.35 y las 07.40 horas habían explotado de forma casi consecutiva un total de diez bombas en cuatro trenes. El sistema utilizado por los terroristas para su acción criminal había sido el de colocar en los vagones afectados bolsas explosivas —mochilas—, que se activarían minutos después, cuando ellos ya no estuvieran allí. En total, habían sido preparadas trece mochilas, pero tres no llegarían a estallar.

LA PRIMERA HIPÓTESIS

En un principio, la principal teoría o hipótesis —por no decir la única— acerca de la posible autoría de la matanza fue que había sido obra de ETA. Así se afirmaba y se reiteraba desde el Gobierno, que presidía el popular José María Aznar. "En estos momentos, la Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y el Ministerio del Interior no tienen ninguna duda de que el responsable de este atentado es la banda terrorista ETA", afirmó el entonces ministro del Interior, Ángel Acebes, en la primera rueda de prensa que convocó aquel día.

En esa misma línea se pronunciaban también inicialmente todos los medios, así como los dirigentes de los distintos partidos, excepto el portavoz de la entonces ilegalizada Sozialista Abertzaleak, Arnaldo Otegui, quien ya desde el primer momento negó rotundamente la implicación de ETA y apuntó hacia la "resistencia árabe" como probable autora de la masacre. Asimismo, expresó su "rechazo absoluto" hacia el atentado, si bien fue el único líder político que no lo condenó de manera explícita.

Aquel jueves, España se encontraba, por otra parte, en la recta final de la campaña electoral para los comicios generales programados para el domingo 14 de marzo. Según todas las encuestas publicadas unos días antes, se preveía una ajustada victoria del candidato popular, Mariano Rajoy, sobre el candidato socialista, José Luis Rodríguez Zapatero. Ambos aspirantes y los líderes de los demás partidos que concurrían decidieron dar por finalizada la campaña en la misma mañana del 11 de marzo.

En Mallorca, mientras tanto, seguíamos con sumo pesar y gran tristeza las sucesivas noticias que se iban conociendo. De forma casi improvisada, a las doce del mediodía hubo un multitudinario y emocionado minuto de silencio en la Plaça de Cort de Palma en memoria de las víctimas del atentado. El acto contó, además, con la presencia de las principales autoridades civiles, eclesiásticas y militares de la Comunidad.

Ya a última hora de la tarde, el ministro del Interior reconoció por vez primera, en una nueva comparecencia pública, que el Ejecutivo estaba trabajando en dos líneas de investigación. La línea "prioritaria" seguía siendo que la autoría del atentado correspondía a ETA, pero no se descartaba que pudiera haber sido obra de islamistas radicales, pues Acebes explicó que se había hallado en Alcalá de Henares —al nordeste de Madrid— una furgoneta con siete detonadores y una cinta en árabe que contenía versículos del Corán.

UN PAÍS DIVIDIDO

Las sospechas de un posible atentado de origen islamista se incrementaron en la noche del mismo 11 de marzo, cuando las Brigadas de Abu Hafs Al Masri, vinculadas a Al Qaeda, asumieron a través de un comunicado la autoría de la masacre. Tras esa declaración, algunos diarios españoles publicaron en su edición del día siguiente que Al Qaeda podía ser la responsable del ataque terrorista, supuestamente por el apoyo logístico de España a Estados Unidos y al Reino Unido en la invasión de Irak de 2003.

En ese contexto, el 12 de marzo Aznar volvió a pronunciarse sobre los posibles autores del atentado, reiterando su parecer del día anterior en relación a ETA: "No había ningún motivo para pensar que, siguiendo el mismo procedimiento, no sean los mismos. Y lo sigue sin haber". Aznar se refería, implícitamente, a que apenas tres meses antes, el 24 de diciembre de 2023, ETA había planeado hacer estallar dos mochilas explosivas en la estación de Chamartín, en concreto en el interior de un tren procedente de la localidad donostiarra de Irún, pero la actuación policial previa posibilitó el arresto de los dos presuntos etarras implicados, que confesarían los hechos tras su detención.

Por su parte, Zapatero afirmó al día siguiente del 11-M: "Yo voy a creer al Gobierno. Lo que le pido al Gobierno es que informe, porque desde luego la sociedad tiene derecho a saber quién es el autor de esta barbarie". Aun así, empezaba a haber ya serias discrepancias, todavía no públicas, entre el PSOE y el PP, pues los socialistas dudaban de que el Gobierno estuviera ofreciendo toda la información de la que ya disponía en ese momento. Al mismo tiempo, una parte de la ciudadanía comenzaba a exigir al Ejecutivo que diera respuestas definitivas sobre la autoría del atentado antes de la celebración de las elecciones del domingo.

Pese a ese clima de incipiente desconfianza y división, hubo un último esfuerzo por parte de todos para intentar ofrecer una imagen de unidad en las manifestaciones que se celebraron ese mismo 12 de marzo en toda España. El lema elegido para encabezar las marchas fue 'Con las víctimas, con la Constitución, por la derrota del terrorismo'. Participaron en estas concentraciones un total de 11,5 millones de personas. La de Madrid, que fue la más multitudinaria, contó con la presencia de Don Felipe, que en aquel entonces era el Príncipe de Asturias, y de las infantas Elena y Cristina. Fue la primera y única vez en que miembros de la Familia Real participaron en una manifestación.

La mayoría de frases y de consignas que se pudieron escuchar a lo largo de aquella noche en la capital de España fueron en memoria de las víctimas del atentado y contra ETA y Al Qaeda, aunque también se pudieron oír otras expresiones o peticiones, como "Queremos la verdad antes del domingo" o "Queremos saber quién ha sido". Por lo que respecta a la manifestación que hubo en Palma, uno de los gritos más escuchados fue "¡Gracias, Aznar!", pronunciado en un tono claramente crítico y sarcástico.

EL DÍA CLAVE

Los ánimos no se serenaron el 13 de marzo. Ese día, un licenciado en Ciencias Políticas que vivía en Madrid y que no militaba en ningún partido convocó de manera anónima una concentración ante la sede nacional del PP. Dicho joven envió a diecisiete personas amigas, a través de su propio móvil, el siguiente mensaje SMS: "¿Aznar de rositas? ¿Le llaman jornada de reflexión y Urdaci —jefe de Informativos de TVE— trabaja? Hoy 13M, a las 18h. sede PP C/Génova, 13. Sin partidos. Silencio por la verdad. ¡Pásalo!".

El citado mensaje sería reenviado numerosas veces, por parte de otras personas, antes de las seis de la tarde de ese sábado, circunstancia que contribuyó a que se concentrasen finalmente unas 5.000 personas ante la sede del Partido Popular en Madrid. En varios momentos de esa protesta se pudieron escuchar frente a Génova frases como "¡Antes de votar, queremos la verdad!" o "¡Mañana votamos, mañana os echamos!".

Mientras Rajoy denunciaba ante los medios que se trataba de una manifestación "ilegal e ilegítima", el histórico dirigente socialista Alfredo Pérez Rubalcaba afirmaba ante los periodistas que "los ciudadanos españoles se merecen un Gobierno que no les mienta, un Gobierno que les diga siempre la verdad". En otras ciudades españolas hubo también al atardecer movilizaciones ciudadanas igualmente críticas con el proceder informativo del Ejecutivo central.

En el caso de Palma, en la noche del 13 de marzo se congregaron varios cientos de personas ante la Delegación del Gobierno, con pancartas en las que podía leerse "Paz" y "Verdad". Entre los asistentes a esa concentración en Ciutat se encontraban algunos cuadros del PSOE, del PSM y de IU. Cabe recordar que en 2004 el presidente del Govern era el popular Jaume Matas.

Antes de que concluyera aquella tensa jornada de reflexión, el ministro del Interior anunció que se habían producido las primeras detenciones de personas supuestamente vinculadas al atentado. En concreto, se trataba de cinco sospechosos, dos ciudadanos de nacionalidad india y tres ciudadanos de nacionalidad marroquí, entre ellos Jamal Zougam, que acabaría siendo uno de los terroristas juzgados y condenados por su participación directa en la matanza.

TRIUNFO SOCIALISTA

El domingo 14 de marzo se celebraron las elecciones generales, tal y como estaba previsto. En las anteriores, las de 2000, el PP había obtenido 183 escaños y el PSOE 125 escaños. Pero en las de 2004 se produjo un auténtico e inesperado vuelco, pues los socialistas lograron un total de 164 escaños —a doce de la mayoría absoluta— y los populares 148 escaños. Una vez concluido ya el escrutinio, Rajoy llamó a Zapatero para felicitarle por su victoria.

En Baleares, con un total de ocho asientos en juego en dichos comicios, el PP y el PSOE obtuvieron cuatro diputados cada uno. En número de votos, los populares superaron a los socialistas en el conjunto del Archipiélago, pero en cualquier caso sufrieron una importante pérdida de apoyos con respecto al año 2000. En aquella ocasión, el PP había logrado cinco diputados y el PSOE sólo dos.

Un día después de las elecciones, el 15 de marzo, las cadenas árabes Al-Arabiya y Al Yazira reprodujeron una grabación de audio atribuida al fundador de Al Qaeda, Osama Bin Laden, en la que al parecer este afirmaba que el ataque del 11 de marzo había sido una represalia contra España por sus acciones "en Irak, Afganistán y Palestina". Con independencia de la existencia de ese audio, entre los investigadores estaba empezando a cobrar cada vez más fuerza la hipótesis de que los únicos autores de la masacre habrían sido terroristas yihadistas.

En cualquier caso, las dos líneas de investigación —Al Qaeda o ETA— se mantuvieron abiertas como mínimo hasta el 3 de abril, cuando las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad localizaron en un piso de Leganés a ocho miembros del comando islamista que, presuntamente, había sido el autor material de la matanza del 11-M. Uno de esos ocho terroristas —Abdelmajid Bouchar— conseguiría huir, mientras que los otros siete se inmolaron en dicho piso con sus cinturones de Goma 2 cuando se vieron cercados completamente por la Policía.

Gracias a la mencionada actuación policial, se consiguió evitar que aquella célula islamista pudiera cometer nuevos atentados a gran escala en suelo español. Entre los fundamentalistas que se suicidaron se encontraban Serhane Ben Abdelmajid Fakhet, alias 'El Tunecino', y Jamal Ahmidan, alias 'El Chino' —ambos de origen marroquí—, que eran los cabecillas del citado comando. A causa de la explosión en el piso de Leganés, moriría el agente del GEO Francisco Javier Torronteras y ocho policías más resultarían heridos.

UN LARGO CAMINO

En el ámbito político, parecía que España iba recuperando poco a poco la normalidad institucional y un cierto sosiego, pero en el fondo era una calma más aparente que real, como se iría demostrando en los meses y años siguientes. Aun así, el 17 de abril Zapatero sería investido presidente del Gobierno en el Congreso, con 183 votos a favor, en concreto, los del PSOE, ERC, IU, CC, BNG y CHA. Sólo votaron en contra los 148 diputados del PP. Además, hubo 19 abstenciones, las de CiU, PNV, EA y Nafarroa Bai.

En cierto modo, la polarización de la que tanto se habla ahora empezó en una parte de la sociedad española tras el 11-M y se trasladó rápidamente al nuevo Parlamento. Ese antagonismo tuvo también su particular reflejo en los medios de comunicación y en sus informaciones sobre el atentado. Cabe recordar, en este sentido, que sólo El País y ABC defendieron desde el principio y hasta el final la idea de que el único responsable de la matanza había sido el terrorismo yihadista.

En cambio, El Mundo y varios medios conservadores cuestionaron durante años algunos aspectos de la investigación policial y del sumario del caso, por sus presuntas deficiencias. Asimismo, hablaron de supuestas evidencias de una posible implicación indirecta de ETA en el 11-M, unos presuntos indicios que deliberadamente no habrían sido tenidos en cuenta por el Ministerio del Interior tras la llegada de Zapatero a La Moncloa. Esta tesis, conocida como la 'teoría de la conspiración', no negaba, en cualquier caso, una hipotética autoría islamista.

La 'teoría de la conspiración' contó con el apoyo implícito del PP hasta la celebración del juicio por el 11-M, que tuvo lugar en 2007. En total, se sentaron en el banquillo de la Audiencia Nacional 29 acusados, de los cuales 21 fueron condenados inicialmente. El tribunal culpó de los atentados a una célula islamista y descartó por completo que ETA hubiera participado en los mismos. Un año después, en 2008, la sentencia originaria sería confirmada íntegramente en ambos puntos por el Tribunal Supremo. Las mayores penas de prisión recayeron sobre Jamal Zougam, Othman El Gnaoui y José Emilio Suárez Trashorras.

El Alto Tribunal condenó a Zougam a 42.922 años de cárcel por ser uno de los autores materiales de los atentados. La misma pena recayó sobre El Gnaoui, que participó en el transporte de los explosivos desde Asturias hasta Madrid. Dichos explosivos habían sido facilitados a la célula terrorista por el exminero Suárez Trashorras, que fue sentenciado a 34.715 años de prisión. En la actualidad, son los tres únicos condenados por el 11-M que aún permanecen en la cárcel, en donde seguirán hasta 2044.

"Si alguna vez ha tenido sentido la fidelidad a la verdad, la pulcritud del dato aséptico y la razón de ser del periodismo, fue en esa travesía infinita", escribieron el pasado 11 de marzo los maestros Pablo Muñoz y Cruz Morcillo en ABC, en el artículo titulado 'ABC, en el lado correcto de la historia'. En ese lado correcto estuvieron también El País y unos pocos medios más a lo largo de todos aquellos años. Dos décadas después del 11-M, quienes nos dedicamos a informar deberíamos de tener siempre presente aquel firme compromiso ético y moral cada día, no sólo por amor y respeto a nuestra profesión, sino sobre todo por amor y respeto a todas las víctimas.

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