Estamos en la última semana del año y todos los que comentamos la actualidad nos esforzamos en hacer un resumen de lo que ha sido el año 2020 desde nuestra visión personal. Resulta, en consecuencia, muy difícil ser original.
Es muy fácil hacer un resumen de un año calamitoso cuando en cierta manera lo he vivido desde la barrera. Prácticamente nadie próximo se ha visto afectado por la tremenda crisis sanitaria ni por la económica. Visto lo visto, me siento un privilegiado.
Creo que hay gente que puede dar una visión mucho más real de lo que ha sido este año pues lo ha vivido en sus propias carnes: han perdido a familiares próximos; están pasado frío y hambre, y solo les queda la opción de los comedores sociales si algo caliente quieren llevarse a la boca.
Naturalmente hace mucho que no pagan la hipoteca de su vivienda, ni los préstamos que pudieran tener. Primero suprimieron el fútbol de pago en la esperanza de que cobrarían los ERTE y que podrían tirar adelante con ese ingreso y viendo el fútbol en el bar. Son gente normal; honrada; trabajadora. No han hecho nada malo, salvo ser víctimas de unas circunstancias sanitarias y económicas, además de víctimas, muy dramáticamente, de las mentiras del Gobierno, del de la Nación y del de este pequeño país.
Cuando Pedro Sánchez y Francina Armengol ─y obviamente sus colaboradores─ anuncian una medida de ayuda social, una parte de la ciudadanía sabemos que es incumplible y que es un brindis al sol, pero para otra parte de la ciudadanía es una luz de esperanza. Los políticos al prometer ayudas, subsidios o dinero en cualquiera de sus formas juegan con la esperanza y la ilusión de la gente cuando esa ayuda no llega y no tienen dinero para ir al supermercado y deben volver a la cola de las ayudas.
Me gustaría sentar frente a frente a Armengol y Sánchez y cualquiera de las familias que no han cobrado el ERTE o por ser autónomo su negocio se ha ido al carajo y no tienen para dar de comer a sus hijos. Les explicarían que en el idioma de los políticos cuando dicen ayudas y subsidios no lo dicen en serio, y que esas promesas son meras campañas de marketing.
Imagino que los políticos a los 15 segundos habrían rehecho el rostro pues esa familia solo es una familia que se cree con derechos frente a la Administración, y que son seres menores que no entienden que se ayude a los inmigrantes ilegales antes que a ellos.
Desgraciadamente mucha gente va a quedar atrás. Una vez más el Presidente Sánchez ha faltado a la verdad. Ha roto esperanzas e ilusiones, y naturalmente no ha resuelto los problemas de los españoles como es su obligación.
Pero también hay luces en este año que terminamos. Tenemos un Jefe del Estado que está a la altura de la nación que reina y que sus ciudadanos merecen, no así el Gobierno de la Nación.
En tiempo récord se han puesto a disposición de los Gobiernos varias vacunas contra el virus causante de la pandemia que ha bloqueado al mundo este año. Es un logro de la comunidad científica digno de admiración y que justifica que los estados deben invertir más en ciencia.
La vacuna será el hilo conductor de la esperanza que generará confianza en los ciudadanos y empresas, reactivando el consumo y, en consecuencia, la economía. Regresaremos a la antigua normalidad, con cicatrices o amputaciones, pero saldremos de esta, más pobres pero, sin lugar a duda, más curtidos frente a nuestros gobernantes y más sabios frente a la vida. Feliz año nuevo.