Ahora el virus Crimea-Congo

Se acaba de detectar en España, por primera vez, casos de fiebre hemorrágica por el virus Crimea-Congo. El caso inicial, un paciente de 62 años que contrajo la infección, con toda probabilidad, por la picadura de una garrapata en la provincia de Ávila, falleció a consecuencia de la enfermedad y el segundo caso, una enfermera que lo atendió, se encuentra ingresada en un hospital de Madrid, en estado estable pero grave.

Nunca antes había habido casos humanos de esta enfermedad en España, que es endémica de los Balcanes, sur de Rusia y Ucrania, África, Oriente Medio y zonas templadas y cálidas de Asia, de acuerdo con la distribución de la garrapata que actúa de vector (transmisor), pe

ro sí se había detectado hace unos años el virus en garrapatas recogidas de ciervos en la provincia de Cáceres, limítrofe con la de Ávila.

Así pues, la posibilidad de que se produjesen casos humanos era conocida por las autoridades sanitarias y, ya en 2011, el ministerio de sanidad emitió un informe en el que se estimaba el riesgo de transmisión como “bajo”, pero posible.

El virus tiene su reservorio en animales salvajes y domésticos, como ciervos, ovejas, cabras, vacas y otros y es transmitido por varias especies de garrapatas duras, sobre todo del género Hyalomma. La enfermedad humana es grave, con mortalidades registradas en diferentes epidemias de entre el 10 y el 40 %. La personas se pueden infectar por picadura de garrapatas portadoras, o por contacto con sangre y fluidos de animales o de otra personas infectados. Suele aparecer, por tanto, en personas relacionadas con el ámbito rural, de la ganadería y de la caza, pero pueden producirse brotes en ámbitos urbanos, sobre todo entre el personal sanitario, si los pacientes llegan indiagnosticados a los centros de asistencia.
No se sabe cómo ha llegado el virus a la península ibérica, pero se sospecha que lo haya hecho a través de garrapatas infectadas transportadas desde África por aves migratorias. Se sabe que muchas de estas aves están cambiando sus rutas por efecto del calentamiento global, por lo que será cada vez más frecuente la importación de vectores y agentes infecciosos hasta ahora inexistentes en nuestro país.

El cambio climático y el calentamiento global están alterando profundamente la distribución y el comportamiento de muchas especies. El mosquito tigre, Aedes albopictus, se ha extendido desde Asia hasta Europa y América y, con él, virus como el Zika, el dengue y el chikunguña. Incluso el virus de la fiebre amarilla, cuyo vector principal es el Aedes agypti, podría también ser transmitido por el mosquito tigre. El propio Aedes aegypti, que también puede transmitir el Zika, el dengue y el chikunguña podría establecerse entre nosotros, con el riesgo añadido respecto del mosquito tigre de que tiene mucha más preferencia por los entornos urbanos, lo que le hace más peligroso.

Con el imparable crecimiento de los viajes internacionales, es imposible evitar la llegada de casos importados de todos estos virus, y otros agentes patógenos, y con la presencia entre nosotros de los vectores transmisores, es solo cuestión de tiempo que se acaben produciendo casos autóctonos y, que, eventualmente, alguna de estas enfermedades se establezca como endémica.

Las autoridades sanitarias deberían establecer planes de contingencia frente a la llegada y posible establecimiento de estas enfermedades en nuestro país, con proyectos de vigilancia y control con la dotación de recursos necesaria, grupos de estudio y seguimiento y programas de educación de los profesionales sanitarios, sobre todo los que están en la primera línea de la asistencia, los de los centros de salud de atención primaria y los de los servicios de urgencias de los hospitales.

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