Paren, que yo me bajo. Estoy tan asqueado de la política nacional, que solo deseo retirarme a una casita en el campo, para cuidarme y para cuidar a los míos. Tanta crispación, tanto odio, tanto insulto, tanta mentira, tanta agresividad me están afectando. Cuando oigo a los voceros de Vox, veo a los voceros del PSOE y leo a los voceros del PP, me dan asco. Y cuando los comparamos a los separatistas y republicanos, me cuesta aceptar que, estos, no son tan radicales como los partidos nacionales. En 2005 empezó esta desgraciada forma de hacer política. Empezó el PSOE con el apoyo de Izquierda Unida, siguió con el PP en la oposición, se sumaron los de Podemos y ahora, los de Vox. Todos son una pandilla. Se parecen más a unos barriobajeros que a unos dignos representantes de los españoles. Es una vergüenza que, con nuestros impuestos, se paguen a los voceros y a la claque de los partidos. Y sus dirigentes, discutiendo sobre quién la tiene más grande, más larga y más potente. En casa, hay 4 abogados y dos periodistas. Menos mal, que están educados con esmero y desde el respeto a los demás. En mi familia hay gente del PSOE, del PP y del PI. Pero jamás se han insultado o enfrentados por imponer una opinión. Ya les dije a mis dos hijos que llegaría el día en que una de las dos Españas, ahora una de las 5 Españas, les partiría el corazón. Y así está pasando. La crispación beneficia al partido que la promueve. La derecha consigue que el electorado salga a la calle, que era zona de guerra exclusiva de la izquierda. España se rompe, dicen unos. Otros contestan, que rompemos o mandaran los fachas. Y siguen vendiendo sus burras a la gente que lo que pide es más trabajo, mejores salarios y paz social. Y de eso, nadie habla. Del trabajo, porque muchos empresarios pretenden consolidar la esclavitud actual. Y los partidos, quieren más enchufados en la administración pública para controlar siempre desde su filosofía política. De los salarios, ni hablar. No vaya a ser que nos demos cuenta de que con lo que gana una familia no les basta para vivir, mientras que los políticos se forran, y se blindan con pensiones escandalosas. Paz, qué coño de Paz, si hay paz, el pueblo se da cuenta de lo que realmente pasa y el poder no quiere que la gente sepa qué pasa exactamente. La máxima romana de Pan y Circo, sigue siendo la carnaza para la base sociológica. Palo y caña contra el oponente y mantenimiento de mi poder a costa de lo que sea. Qué poca vergüenza que tienen algunos. Insultar es un error. Pedir perdón es lo que hay que hacer. Salir en manada de un plenario, por no aceptar lo que dicen los que gobiernan es totalitarismo. Calificarse de demócrata, constitucionalista, legal y socialmente progresista es un timo. El de la estampita. Mucho papel y ningún billete. Y en medio de todo esto, el poder mediático. Pero eso es otro tema.





