El cruce de acusaciones entre EMAYA y ENVAC, la empresa encargada de la recogida neumática de la basura en el casco antiguo de Palma, es la prueba inequívoca de la imposibilidad de llegar a un acuerdo que evite la vía judicial, la más lenta e imprevisible de todas las soluciones al enorme problema existente con una infraestructura que colapsó en 2012, con una vida útil de 10 años, cuando debía estar operativa teóricamente tres décadas.
La empresa ENVAC afirma haber hecho propuestas eficaces para recuperar el sistema de recogida neumática, sin coste para el Ayuntamiento y garantizando que indemnizarán a EMAYA en caso de que la instalación no funcione en los próximos 18 años. Pero EMAYA considera la oferta “inaceptable, además de ilegal”, al margen de considerar la instalación completamente irrecuperable según los informes periciales encargados.
EMAYA parece olvidar la antigua premisa de “más vale un mal acuerdo que un buen pleito”. Fiarlo todo al dictamen de los tribunales no parece lo más sensato cuando hablamos de una infraestructura millonaria sufragada por los ciudadanos de Palma y que está por ver a quién responsabilizará la Justicia del deterioro que ha llevado a la inutilidad del sistema.
La vía judicial debiera ser la última de las opciones posibles y lo más aconsejable sería llegar a un acuerdo con la empresa concesionaria. De no hacerlo así, el Ayuntamiento de Palma se arriesga a un proceso que, además de lento y costoso, quién sabe si puede acabar perdiendo, con lo que eso supone para las arcas municipales. El afán irrefrenable que algunos muestran por pleitear, no parece muy sensato cuando lo que está en juego es tanto. Un acuerdo sería siempre lo más razonable.





