José Ramón Bauzá ha manifestado en varias ocasiones (la última en un periódico de tirada nacional, lo que supone un cambio cualitativo), su predisposición a llegar a un pacto entre las dos fuerzas mayoritarias a fin de garantizar la estabilidad política. Aunque a priori parece que tal posibilidad es muy remota, la oferta parece sincera para intentar frenar a Podemos, una formación que levanta muchas dudas y que se proclama partidaria de abordar un proceso constituyente a fin de superar el régimen constitucional de 1978.
Los pactos entre PP y PSOE no son ni inverosímiles ni inauditos. Nunca lo han sido. Es cierto que sus posiciones políticas en algunas materias están muy distantes y son difíciles de compaginar. Sin embargo no se puede olvidar que ambas formaciones acordaron el actual marco jurídico de nuestro Estado de Derecho, fundamentado en la Constitución y en el Estatut de Autonomia. Tanto PP como PSOE han tenido responsabilidades de Gobierno y debieran ser conscientes de que hay propuestas populistas que no tienen encaje democrático ni son viables.
Podemos y otras formaciones plantean hacer borrón y cuenta nueva, tabla rasa y superar el actual marco jurídico, pasando por encima de la obra institucional de socialistas y populares. Así, pretenden que los socialistas (ya que con el PP descartan de plano cualquier acuerdo) renieguen de todo lo hecho hasta ahora y den un giro "de 180 grados". Lo peor es que algunos estén dispuestos a considerarlo en tal de lograr el poder.
En otros países de nuestro entorno los partidos políticos mayoritarios, aunque estén en las antípodas ideológicas, son capaces de pactar sin problemas ni comprometer su identidad para dar estabilidad y preservar el sistema político en momentos especialmente difíciles. Bauzá acierta al tender la mano al PSOE con este objetivo, algo que no pasó nunca antes. Los socialistas son quienes deberán dar una respuesta, tomar sus decisiones y responder de ellas.
