Se acabó. Entre abdicación de uno y proclamación de otro España ha vivido el debate sobre el modelo de Estado. Días de tránsito entre Jua Carlos I y Felipe VI que han servido para alimentar la necesidad de un paso civilizado de la Monarquía a una posible República.
En su día, ya aventuré que ese soufflé que subía y subía se acabaría deshinchando a medida que Felipe se acercara a la corona.
Verán como, cerrado el breve tránsito, la discusión se acaba. Una vez más, el bipartidismo imperante en este país se ha fusionado a la hora de cerrar el debate. El PP no quiere ni oir hablar de un cambio de modelo de Estado, y el PSOE ha pasado por encima de las pocas voces internas que por lo menos hubieran visto bien un referéndum sobre la cuestión. Ya saben: "nuestro ADN es republicano pero firmamos un compromiso que vamos a mantener". No veo a ninguno de los futuribles inquilinos del principal despacho de Ferraz reabriendo el melón del modelo de Estado. Tendrá otras prioridades. Ya lo verán.
Sólo quedaba escuchar el discurso de proclamación de Felipe VI por si dab alguna pista. Efectivamente, ni una rendija, ni un agujero por el que interpretar que la Monarquía española esté ahora dispuesta a mantener el debate. Como ya han dicho muchos otros, fue un discurso de lo más parecido al que hubiera hecho su padre. Tenemos Monarquía para largo y el soufflé irá bajando. Todo lo que sube baja.
Mirando el futuro no se ve ninguna opción. ¿Lo digo desde el lamento?. Tampoco. La Monarquía con Juan Carlos no ha molestado mucho. La de Felipe apunta a molestar aún menos (no le gusta cazar y su entorno no es del pelaje del de su padre). Ahora debe centrarse en afrontar otro tipo de retos. En ayudar, vamos. Sólo queda abortada la imaginación de muchos que, aunque sólo hubiera sido por vivirlo, nos hubiera gustado conocer de cerca una República como modelo. Para poder comparar.
El tránsito entre un rey y otro ha sido ejemplar, por otra parte. Tranquilo, sin más ruido del necesario. En este país somos así: será más fácil asumir el cambio de monarca cuando cuestionamos la Monarquía que la transición de "La Roja" que, esta sí, será larga y dolorosa. Ya verán.
