Agroturismo. Algaida. Finca rústica de 150 hectáreas, de las cuales parte se dedica al cultivo de la viña en el que se elabora el propio vino. Gabriel y Juana heredaron esta possessió mallorquina del siglo XVI y una finca rústica de 150 hectáreas dedicadas principalmente al cultivo de la vid con la que elaboran sus propios vinos. Su nombre alude a las extensiones de bosque de pinos y encinas de la dominación musulmana. El origen del predio hay que remontarlo a los tiempos de la Mallorca islámica, pues tras la conquista cristiana de 1229 aparece en el Llibre del Repartiment, lista de propiedades a repartir entre los conquistadores. La finca perteneció a los Fiol de Binicomprat desde el siglo XV y de esta familia son sucesores los actuales propietarios. Armas familiares en la fachada, gran zaguán de dos crujías con arco que es paso de caballerías, amplia cocina, bodega, capilla en la planta baja y planta superior con las estancias y alcobas reservadas a los señores. Su vista dominante es la montaña de Randa, sede de un santuario franciscano fundado por el místico medieval Ramón Llull y de otras ermitas como Sant Honorat, del siglo XIV. El edificio principal cobija dos habitaciones, dos salones, uno de ellos con chimenea, la antigua cocina convertida en comedor, una pequeña capilla y la bodega con una gran selección de vinos. El resto de las habitaciones ocupan hoy las antiguas cuadras y son de amplísimas dimensiones, entre 60 y 100 metros cuadrados, de arquitectura rural que combina el confort y la calidad de acabados con la austeridad de antaño. En la decoración destacan las mesas de centro de teca balinesas, sofás con telas pintadas a mano, paredes y colchas blancas, iluminación cuidada y cocinas decoradas con azulejos de barro. La suite, situada en la casa principal, cuenta con mobiliario típico mallorquín y disfruta de un amplio salón con chimenea y grandes balcones con estupendas vistas al bosque. Los desayunos en verano se sirven en el cenador del jardín junto a una magnífica piscina.
