Pablo Iglesias, secretario general de Podemos e Iñigo Errejón, secretario político y portavoz parlamentario de la formación, tienen visiones distintas sobre la estrategia a seguir en el futuro. Iglesias defiende el ala más dura y radical, la que busca ser diferentes y dar miedo a sus rivales. Por el contrario, Errejón prefiere seducir a los que aún no confían en Podemos. Estas divergencias son aireadas en Twitter sin ninguna censura y de forma pública, en un ejercicio poco común en cualquier partido político.
Tras la intervención de Laura Camargo este miércoles en el debate del estado de la comunidad, queda claro que Camargo, portavoz parlamentaria de Podem Illes Balears, opta por el miedo y se alinea con el ala dura. Y en efecto, da miedo y mucho, porque plantea exigencias al Govern que suponen auténticos despropósitos, cuando no llanamente desvaríos. Como cuando habla de “burbuja turística” e insta a la presidenta del Govern a limitarla, o apremia a la jefa del Ejecutivo a subir el impuesto sobre estancias turísticas implementado en julio y que no solo pagan los turistas, sino todos aquellos que pernoctan en establecimientos de la oferta reglada, también los residentes. Y también ha demandado que no se paguen más las mensualidades por la construcción y gestión de los hospitales de Son Espases y Can Misses, como si incumplir las obligaciones contractuales no tuviera consecuencias para cualquiera, incluido también el Govern.
Da miedo y mucho, porque plantea exigencias al Govern que suponen auténticos despropósitos, cuando no llanamente desvaríos
Ahora solo falta averiguar quién es el Errejón de Balears, si es que aquí lo hay. La radicalidad demostrada hasta ahora por Laura Camargo, sumado al papel que Podem ejerce de apoyar externamente al Govern, pero simultáneamente ejercer la oposición y todo ello sin asumir ninguna responsabilidad de gestión y evitar, por tanto, el desgaste consiguiente, dibuja una estrategia de erosionar permanentemente al Govern para, en el tramo final de la legislatura, abandonarlo a su suerte y preparar el asalto al liderazgo de la izquierda y sobrepasar al PSIB en los comicios autonómicos, algo que ya sucede en las elecciones generales.
Frente el discurso moderado y prudente de Armengol, Camargo azuza el radicalismo y el miedo con planteamientos demagógicos y poco razonados que buscan forzar al Govern a actuar contra el motor económico de Balears, el turismo. Lástima que no se oigan en Podem voces moderadas y sensatas, sino ocurrencias que el PSIB de Armengol no puede de ningún modo atender.



