La selección femenina española de fútbol ya luce su primera estrella en el pecho. 'La Roja', con las mallorquinas Cata Coll y Mariona Caldentey como titulares, se impuso ayer a Inglaterra para levantar la Copa del Mundo en Sidney (Australia). Toda una gesta, sobre todo si tenemos en cuenta que el técnico, Jorge Vilda, tuvo que confeccionar la lista sin hasta 12 jugadoras -entre ellas, Mapi León y la palmesana Patri Guijarro- que renunciaron a jugar bajo sus órdenes hace casi un año.
La guardameta de Pòrtol, que ya fue campeona del mundo sub-17, es todo un ejemplo de superación. Después de sufrir una lesión en el menisco de su pierna derecha que le dejó varios meses en el dique seco, la portera ha acabado siendo la titular de España a pesar de llegar a la cita como tercera opción y sin apenas minutos en su club, el FC Barcelona. Cuentan que, de pequeña, dormía con la camiseta de su gran ídolo: el por entonces mallorquinista Dudú Aouate.
Mariona, por su parte, es un modelo de constancia. Y es que a sus 15 años ya había debutado en la Liga Iberdrola con el Collerense, equipo en el que también militó Cata y único de nuestra isla, hasta la fecha, que ha militado en la máxima categoría del fútbol patrio. En su caso, la felanitxera tuvo que lidiar hace un lustro con la pérdida repentina de su padre. Seguro que ayer, desde el cielo, el impulsor de la Penya barcelonista Els Tamarells animó a su pequeña, que hace unos meses levantó con su compañera la Champions con el Barça.
En Sidney, ambas contaron con el apoyo familiar desde las gradas. La marratxinera tuvo el soporte de su progenitor mientras que la de Felanitx disputó el partido de su vida frente a su hermano Miquel y su madre, que tuvo que pedir días libres en el hospital donde trabaja como enfermera. Mientras, en Mallorca se habilitaron pantallas gigantes en sus pueblos natales y en Palma para seguir el encuentro que puede haber cambiado el fútbol femenino en nuestro país para siempre.
Y es que ahora, las niñas no quieren la camiseta de Messi o Cristiano. Ahora, desean las de Alexia Putellas o Aitana Bonmatí. Toda una explosión en la que ha sido clave la apuesta de los grandes clubs por sus secciones femeninas, Y es que con ellos, han llegado los contratos televisivos y el apoyo de importantes marcas que han dado visibilidad a unas futbolistas que hasta 1983 no existieron para su Federación. Tal vez, el RCD Mallorca debería tomar nota y "resucitar" al equipo de mujeres que tuvo vigente entre 2008 y 2013.
No hay que olvidar que España se clasificó por primera vez para un Mundial en 2015. En aquella edición, celebrada en Costa Rica, el combinado nacional, con la mallorquina Virginia Torrecilla en sus filas, no pasó de la fase de grupos. Cuatro años más tarde, con la propia Vir, Mariona y Patri Guijarro, fue apeada por a la postre campeona Estados Unidos en octavos. Ahora, es campeona del mundo después de derrotar en la final a la campeona de Europa Inglaterra y dejar por el camino a potencias como Suecia y Países Bajos. Para estar orgullosos.
El éxito cosechado ayer por la selección nacional de fútbol femenino hace más por la igualdad entre hombres y mujeres que muchas otras actuaciones simbólicas que acaban resultando anecdóticas e intrascendentes. El deporte femenino se está situando a un nivel plenamente equiparable al masculino, algo impensable hasta hace poco tiempo, y de lo que el conjunto de la sociedad española puede felicitarse.





