Cazzo stai parlando! Yo no vengo a ver pintura falsa

En esto de la genialidad popular coorporativa, los italianos son los p… amos. Yo tengo alma italiana y si me apuran hasta Genovesa que es la más canalla. Los de Nápoles son más escandalosos, pero los de Genova, (incluso los reencarnados) somos de espíritu reposado y taimado…

Resulta en Parma , se estaba celebrando una exposición de Dalí en el Palazzo Trasconi, titulada “Salvador Dalí, entre el arte y el mito” con más de 200 obras del hombre del bigote. Anteriormente se había presentado la misma muestra en el Museo Histórico de la Infantería del Ejercito Italiano en Roma. Un éxito rotundo. Los italianos adoran a Dalí. El contenido onírico surrealista está en la esencia misma del italiano.

La cosa está que la Fundación Gala Dalí advierte que tiene dudas sobre la originalidad de alguna de las piezas, la cuestión es que hablamos de 21 piezas ¡el 10% de la muestra!,  entre las que hay tapices, dibujos, grabados y otros objetos como cerámicas, frascos de perfume, libros y fotografías, procedentes de colecciones privadas belgas e italianas.

Obviamente los Carabineros del Comando de la Tutela del Arte (TPC) intervienen y confiscan como es natural.

Hay quien vería en esto un escándalo. Tratándose de obras de Dalí no me extraña y si vienen de colecciones privadas aún menos. La falsificación de Dalí es permanente y como partes de su obra no están todavía incluidas en el catalogo razonado (que está tardando como si fuera la Sagrada Familia), aquello da para imaginar y falsificar a la manera de, que es como se falsifica a  Dalí entre otros.

No obstante la genialidad del asunto como decía al principio, no está ni en la falsificación ni en la incautación, ni como han logrado meter 21 falsos en la muestras itinerante y de gran éxito de publico y crítica, sino en que de repente el publico, el ciudadano, el consumidor pide la palabra.

Así, la asociación de consumidores (CODACONS) ha anunciado que actuará como parte perjudicada en el eventual juicio contra los organizadores y galeristas en caso que se haga.

Si se descubren las actividades ilegales y la justicia confirma la posible falsedad de las obras expuestas, se trataría de un incumplimiento del contrato que abriría la puerta a reembolsos para todos los ciudadanos que adquirieron entradas para la exposición” , declaran.

¡Brutal, genial, ¡Con un par ! , Neorealismo en estado puro:

“Yo no he venido a ver obras de arte falsas. Devuélvanme el dinero”.

Tienen más razón que un santo y más lógica que Catón, y mucho me temo que puede traer cola. Y si no saben por donde voy, lo explico.

En más de una ocasión he comentado abiertamente que se calcula que los todos grandes museos albergan, así tranquilamente, una cantidad de obra atribuida y falsa cercana al 30%. Esta declaración me ha provocado ser persona non grata en según que espacios. ¿Saben ustedes el placer cuasi erótico que da ser persona non grata en un museo?.

Es decir. Usted está pagando un dinero por ver algo que no es, no por lo que ha pagado ver. Desde hace años los grandes museos están reconociendo que si, que es probable que en sus colecciones hayan obras falsas. Algunos reconocen con sinceridad que en muchos casos han recibido obras de donantes que eran falsas pero que ésta era la manera de coleccionar.

 La última vez que fui a ver una exposición de falsos de Elmyr d’Hory en Madrid, cobraron 12€. Es decir, sabía que pagaba por ver falsos, una rareza o lo que fuera que firmaba (que no pintaba) aquel tronadito.

 En Viena pagué 20 € para ver lo mismo en el Museo de Arte Falso: Falsificaciones.

 No creo que la denuncia contra los organizadores de la exposición de Dalí, prospere. Quedará como una anécdota más relacionada con el ampurdanés y afectará la cotización de su obra que ya está por los suelos.

¿Los organizadores fueron unos torpes? Tratándose de Dalí, desde luego, pero no creo que fueran malintencionados, a menos que hubieran pactado con los propietarios “blanquear “ esas obras y piezas a través de una exposición. Tramite ilegal y que en Italia son maestros.

 Ahora bien, que el publico, el consumidor haya “levantado la voz”, me gusta.

A ver si a partir de ahora en la entrada de los museos se añade la coletilla:

“Esta institución no se hace responsable de la originalidad de las obras expuestas”

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