Este domingo ha concluido la Challenge Ciclista 2018, la cita deportiva que, a pesar de ser profesional, anuncia el inicio de la temporada cicloturista en Mallorca. Se trata de una prueba de cuatro días de duración que este año ha contado con 18 equipos procedentes de los países que lideran el ranking mundial de este deporte. Muchos profesionales del ciclismo eligen Mallorca para sus entrenamientos y para competir en pruebas como la Challenge. Pero son una mínima parte de lo que el ciclismo, o mejor dicho, el cicloturismo, representa desde hace unos años para la economía local.
Mallorca acoge cada año algo más de 150.000 cicloturistas, una cifra que se ha duplicado en los últimos diez años. Es un tipo de visitante que representa como pocos las cualidades del turismo desestacionalizador y de elevado poder adquisitvo tan necesario en una comunidad como la balear. Los cicloturistas eligen Mallorca por el clima, el paisaje, las carreteras o las comunicaciones con Europa... y gastan una media de 140 euros al día, alojados en un 84 por ciento en hoteles.
El impacto económico del cicloturismo en Mallorca se calcula en torno a los 150 millones de euros cada año y las administraciones han apostado por apoyarlo; desde el Govern, el Consell o ayuntamientos como Palma, Alcudia, Pollensa, Campos, Soller, Deiá, Porreres... El fenómeno, en todo caso, es el resultado del trabajo de muchos años por parte de agencias y hoteles que han sabido ver un magnífico nicho de mercado y han destinado dinero y esfuerzos a mejorar instalaciones, ofrecer servicios a la medida de este tipo de turistas y conformar una oferta con un gran atractivo.
La administración, por tanto, debe hacer todo lo posible para apoyar un fenómeno que permite alargar la temporada en meses como febrero, marzo o abril, que son los que concentran el 83 por ciento de cicloturistas. El golf o, en menor medida, el senderismo, son también opciones para avanzar por este camino; se trata además de un tipo de turista que impulsa sectores como el gastronómico, el comercio o la cultura. Un lujo que hay que cuidar.