El mismo día que los portavoces de los partidos políticos baleares valoraban la última encuesta electoral con una prevision de reparto de escaños, se hacía pública otra curiosa encuesta elaborada sobre la imagen que tienen los ciudadanos de Balears sobre los políticos en general y, sobre todo, su capacidad de asumir un puesto de jefe en una empresa. La conclusión revela que la mayoría de los baleares elegirían a la líder catalana de Ciudadanos, Inés Arrimadas, como la "mejor jefa posible". A Arrimadas le seguían en la predilección de los baleares, el líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón, y el regionalista cántabro, Miguel Ángel Revilla. Ninguno de ellos vinculados a la política balear. En cambio, la presidenta Armengol aparecía en los últimos puestos con un porcentaje de elección muy poco significativo.
Es sorprendente el mecanismo mental de los encuestados que a la hora de manifestar sus simpatías hacia los políticos, por regla general, expresan opiniones que se acaban alejando de los resultados reales que se producen posteriormente en las elecciones. Casi al final de su carrera política y tras haber sido el gran protagonista de la transición, cuando defendía el cartel electoral del CDS y aún ostentaba una gran popularidad, Adolfo Suárez recordaba este fenómeno: "Lo que deseo es que me quieran menos y que me voten más".
El hecho viene a demostrar que la voluntad popular expresada en las urnas acaba premiando o sancionando a los políticos por su capacidad de gestión real o intuída, si es que aún no han tenido responsabilidades de gobierno. Se busca que los políticos puedan afrontar los problemas reales de las personas. Es por eso que los votantes siempre están en condiciones de exigir una mejor gestión y, en las administraciones más cercanas, eso se traduce en la limpieza de las ciudades, la calidad de una Sanidad sin apenas lista de espera, la ausencia de aulas prefabricadas, buenos servicios de transporte, puestos de trabajo... Política alejada de gestos y centrada en el día a día de los ciudadanos, porque sólo con una buena imagen no se gobierna.





