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Codony y Mestre: ¿agentes políticos en IB3?

Lecciones. Siempre las da quien menos capacidad tiene para hacerlo. La hipocresía en política no es una novedad, sino que más bien parece un requisito para poder acceder a una de las poltronas de la Sala de las Cariátides. IB3 ha sido TeleArmengol durante muchos (demasiados) años, especialmente con unos informativos y un tratamiento general de la información al servicio del partido. Ahora que empieza a dejar de serlo, en el PSIB revolotean como el niño al que le han quitado un juguete. Desde su escaño, alguna señoría se atreve a dar lecciones de profesionalidad y rigor, sin haber cotizado más de cinco minutos fuera del partido. Lo sorprendente es que por la mañana nos adviertan que se acerca el apocalipsis y por la tarde se llenen la boca diciendo que se han mantenido los contenidos de Andreu Manresa.

Es más, como el nuevo equipo de dirección no es todo lo blando y servil que ellos quisieran, se atreven a descalificarlos personalmente sin tan siquiera darles los 100 días de cortesía, práctica desconocida en la secta que todavía capea Armengol. Agentes políticos, esto son Juan Mestre y Josep Codony para el líder de las juventudes socialistas de ignoto curriculum. Los años en la redacción y al frente de otros medios de estos dos veteranos no son suficientes para coger las riendas de una radiotelevisió que Prohens quiere recuperar con tacto, no para sí, sino para la ciudadanía. Se acabó la censura a las productoras desechadas por el “bueno” de Manresa.

El pobre de Albert Salas llegó con un gran respaldo, muy buenas intenciones, pero demasiada mano izquierda en un ente contaminado por la ideología de quienes quieren ser funcionarios sin haber opositado. Aquí sólo se pueden hacer documentales de la guerra civil, Matas y lo malos que son los empresarios. Lo contrario es nada menos que una herejía a ojos del dogmático PSIB, incapaz de enterrar el legado político de Armengol & cía (para gloria de la derecha, que les seguirá barriendo).

En Son Bugadelles y en Manuel Azaña huele a cerrado. Es hora de que se abran las puertas para que entre aire fresco y salga el sectarismo. No valdrán ahora los titubeos. Codony y Mestre no tienen el derecho sino el imperioso deber de hacer que IB3 sea algo que todavía no ha sido nunca: una radio-televisión de las cuatro islas, que haga bandera sin folklorizarse, que abandone el infantilismo de su programación y que ofrezca sin miedo un contenido plural de calidad que no se dicte por los sindicatos y sus brazos políticos. No hay que tener miedo a dejar de tratar a los espectadores como indigentes intelectuales. Si los medios tradicionales quieren recuperar la supremacía que una vez tuvieron deberán empezar a abandonar las prácticas de la vieja escuela para abrazar nuevos formatos y nuevos contenidos más allá de Franco, Maria Antònia Munar y la receta de los crespells.

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