El Govern, en la época de Antich, se había personado como acusación particular contra los gestores de algunos organismos de Juventud que están acusados de haber cometido varios delitos de corrupción. Con el cambio de gobierno alguien pensó que tal vez el PP cambiaría la postura respecto del caso. Sin embargo, este domingo se supo que, con buen criterio, el Govern no modifica su acusación. Se trata de algo lógico e inevitable: si aquí hay delitos, si hay corrupción, la postura del Govern, sea cual sea el partido que gobierno, sea cual sea el dirigente político acusado, debería mantenerse en sus trece de exigir que se aclaren los hechos y, si se prueba la corrupción, pedir penas. Parece que está siendo así y nos congratulamos que no haya habido politización de algo que es obvio y evidente.





