Este fin de semana estuve escuchando varias de las intervenciones que hicieron los candidatos a la Presidencia del Govern Balear, intentando conocer qué medidas concretas nos anuncian para aplicar a partir de mayo, de cara a sacarnos de la crisis, de la falta de horizontes, para recuperar el turismo, la industria y para mejorar la democracia, la trasparencia. Pero tendré que esperar algunas semanas más, a ver si, aunque sea el día antes de ir a las urnas, alguien nos dice algo concreto, aplicable, que pueda cambiar lo que los ciudadanos vivimos día a día. Digamos que espero, como la mayor parte de los ciudadanos, medidas concretas, visualizables. Sin embargo, hasta ahora, pese a esa urgencia que comparte toda la sociedad, sólo estamos escuchando batallitas sobre espacios electorales, intercambio de acusaciones, propuestas de cambiar el estilo, calificativos más o menos desagradables, etcétera. Parece que tenemos muchas posibilidades de saber exactamente cómo será la sonrisa con la que nos van a gobernar, cuántos hiper y mega pactos ofrecerán, qué sensaciones tienen, pero no sabemos por el momento qué es lo que se hará. Está bien que tengamos más amabilidad en los políticos, pero no es una cuestión menor saber qué harán, sea sonriendo o con cara de tener mal de vientre. Este fin de semana he tenido que oír que Antich nos cuente que tiene la sensación de que va a ganar las elecciones. ¿Y a mí qué? Que sea feliz con sus sensaciones, pero que nos diga qué va a hacer, tras cuatro años sin hacer nada. No sé qué hará Antich, pero he leído que el presidente del PP de Baleares, José Ramón Bauzà, explicó que “el señor Antich me tendrá a su lado” para impulsar acuerdos. Bueno, si alguien tiene pensado votar a Bauzà para que se ponga al lado de Antich, pues casi mejor votar directamente a Antich, que este sí que está al lado de sí mismo, comprobando sus sensaciones. Esperaremos más tiempo a ver si esto se aclara.
