Ya se echaba de menos los desvaríos de la Federación de Fútbol de les Illes Balears. La última es la del parón del fútbol base este fin de semana para mostrar el desacuerdo por las medidas del gobierno por las que los entrenadores y monitores que cobren deban cumplir las normas de la Seguridad Social, al igual que pasa en todas y cada una de las ocupaciones remuneradas en nuestra sociedad. Puede ser que sea un problema serio para los clubes, que deberán pagar algo más, o para los técnicos, que deberán cobrar algo menos.
Lo puedo entender o no, eso es lo de menos. Lo que es muy grave es que la protesta se materialice a través de niños y niñas cuando van a practicar su deporte favorito.La FFIB tiene todo el derecho a desentir y a protestar, pero nunca utilizar a niños para eso. Si sus dirigentes se encadenan en la sede del Ministerio, en la puerta de la delegación insular de la AGE o en los semáforos de su ciudad, yo lo entenderé. Si los clubes quieren solicitar reuniones o interponer un recurso contencioso administrativo, lo aplaudiré. ¿Pero que usen niños? Eso nunca.
Es cierto, son solo dos minutos, una menudencia. Pero eso no es lo importante. Lo que no debería ser es que se materialice la protesta en los niños. Es como si en la rua de carnaval los niños vayan con pancartas contra la Ley Wert. Sería indignante estés o no de acuerdo. ¿Saben a quien aplaudiría yo este fin de semana? Al árbitro que no detenga el partido. Lo sancionarán, sí, pero esta sanción será más injusta que la ley que protestan
