Los organizadores de las party boats que tanto han proliferado en el mar balear sin ningún orden ni control están en el punto de mira del Servicio Marítimo de la Guardia Civil. Este verano ya se han llevado a cabo 20 inspecciones a estas embarcaciones para controlar aspectos como la seguridad, ruido, documentación de las tripulaciones y también alcohol o drogas. Hace pocas semanas el Parlament de les Illes Balears aprobó la Ley de Evaluación de Impacto Ambiental que prohibe las party boats en aguas protegidas en un paso más para poner coto al desmadre que muy a menudo suponen estas auténticas excursiones etílicas marítimas.
Hasta ahora parecía que las party boats tenían patente de corso para hacer lo que quisieran, eludiendo los controles a los que las Fuerzas de Seguridad y los servicios de inspección someten a cualquier otro negocio abierto al público. Pero con esta campaña de la Guardia Civil se da un giro a la situación y también un mensaje de contundencia y rigor. La Ley ha de cumplirse y no hay ámbitos de exclusión.
Además, el ámbito marítimo en el que se desarrollan estas actividades es especialmente sensible en cuanto al medio ambiente y la seguridad, por lo que toda actuación preventiva ha de ser necesariamente bienvenida, para evitar desgracias futuras.
