Diario de Mallorca publica hoy una nota de prensa deliciosa, que es un compendio en sus pocas líneas de todas las tonterías de las que es capaz la Administración pública. La noticia hace referencia al ayuntamiento de Palma y dice que “La nueva sede de la Agenda Local XXI, que se ubicará en la calle Sant Pere número seis, dará cabida en sus instalaciones a diez técnicos que trabajan desde hace años en la redacción de este documento estratégico.” Observemos, antes de continuar, que hace años que diez personas están trabajando en preparar la agenda para el futuro de Palma, como si ese futuro no tuviera nada que ver con la corrupción de los partidos que dirigen la institución, o con la economía internacional, o con la ausencia de norte en las políticas nacionales. Pero no, aquí hay diez personas organizando el futuro, como si Palma no fuera parte de este mundo, como si pudiera caber en la cabeza de alguien que el futuro de Palma no fuera a ser el mismo futuro que el de Mallorca. La noticia sigue así: “Las obras que se están realizando en este local de 140 metros cuadrados tienen un coste de 250.000 euros procedentes de los fondos de la Capitalidad. La nueva sede dispondrá de medidas de ahorro energético que permitirán su autofinanciación debido a la instalación de paneles solares que permitirán vender la electricidad producida a la red de suministro. La concejala de Vivienda, Magdalena Palou, que ayer visitó las obra acompañada de la de Medio Ambiente, Begoña Sánchez, explicó que las medidas de ahorro energético permitirán además la emisión de aproximadamente 6,5 toneladas anuales a la atmósfera, además de otras partículas nocivas.” O sea que hacemos una ley de Capitalidad que no beneficia a los ciudadanos sino a los funcionarios municipales que ahora tienen nuevas oficinas; o sea que la concejala de Vivienda, en lugar de estar preocupada por la vivienda de los ciudadanos, hipotecados y endeudados, sin poder alquilar o sin poder echar a los inquilinos que no pagan, está haciendo oficinas para que funcionarios que dependen de ella puedan trabajar cómodamente. O sea que la concejala de Medio Ambiente, en lugar de resolver los problemas de la ciudad, ha hecho que su casa, el ayuntamiento, contamine menos. Es como si el concejal de seguridad de Cort se encargara de la seguridad del ayuntamiento, el de Transportes del coche oficial de la alcaldesa y el de Obras de cambiar el falso techo de las oficinas. ¿Y la ciudad? No, eso lo están planificando estos diez desde hace años. Lo dicho, un delicioso compendio de despropósitos.





