“¿España por fin ha cambiado?” Con esta pregunta el semanario británico The Economist reconoce en su edición de este viernes que nuestro país empieza a responder a las demandas del mundo económico. “Ya le gustaría a Zapatero” que le creyeran, añade la publicación, dado que es una persona de la que desconfían los mercados y es impopular en su país. La revista añade que esta semana se firmó un pacto social al que el gobierno le ha dado mucha trascendencia, al punto de llamarlo “el acuerdo más importante desde los pactos de la Moncloa, que tuvieron lugar hace 33 años”. La revista explica a continuación los términos del acuerdo, que con “muchas excepciones”, retrasa la edad de jubilación a los 67 años, a partir de 2027. “Esto está lejos, pero entonces los españoles estarán entre los que más años tengan que trabajar en Europa, pero antes tendrán que encontrar empleo”, cosa que no es fácil. El semanario remarca que el acuerdo se presentó el día antes de que Angela Merkel llegara a nuestro país, donde su primer ministro pretende que se vea a España como seria, no comparable con Grecia, Irlanda o Portugal. Añade que si los alemanes le creen, Merkel tendrá menos dificultades para ampliar (y financiar) el fondo de rescate de la Unión Europea. La información se complementa añadiendo que las cajas de ahorros, mientras tanto, tienen ahora un plan de recapitalización o, en algunos casos, de nacionalización. “Pero -dice la publicación londinense- está por ver si todo esto es suficiente para recuperar la confianza en el crecimiento de un país que prácticamente tiene una tercera parte de todo el paro de Europa”. A la vez que se remarcan los acuerdos, The Economist apunta a los desacuerdos que aún persisten: señala que el modelo de negociación colectiva tiene que ser negociado en marzo y que el propio Zapatero llegó a decir que era bastante inexplicable que mientras algunos tuvieran los aumentos salariales más altos de Europa, otros estuvieran yendo al paro masivamente. El semanario aduce que Zapatero quiere ahora una negociación colectiva directamente vinculada al incremento de la productividad. La revista irónicamente dice que Zapatero, un convertido tardío al liberalismo y la reforma, está tan entusiasmado con estos cambios que dice que va a llevar a cabo estas políticas por sí mismo. “Estamos haciendo esta reforma por nosotros mismos, no porque nadie nos lo haya pedido”, cita el semanario. “Yo estoy a favor de que haya sanciones a los países europeos que no cumplan con los criterios de deuda y de déficit”. The Economist, que llama al presidente “optimista famoso”, dice que pese a este ímpetu, tiene algunos límites: habla de la moderación salarial, pero no apoya la idea de que haya de haber una congelación o incluso recortes de salarios para competir. Añade que tampoco el precio de la vivienda vaya a caer mucho más (la revista inglesa ha publicado que aún hay una sobrevaloración del 30 por ciento en el mercado de la vivienda español), “porque estamos al final del ciclo.” El semanario añade que muchos están en desacuerdo porque hay 700 mil viviendas nuevas sin vender. El semanario concluye que las reformas llegan demasido tarde.





