Es inevitable, irresistible, irrefrenable. ¿Quién no ha intentado meter la cadena de enganche dentro del mismo carrito de la compra? Y, más aún, ¿quién no ha sido reincidente en su intento incluso sabiendo que está hecho específicamente para que no se pueda enganchar? Así es, la especie humana no tiene remedio. Pero, ¿y lo que nos divertimos después riéndonos de nosotros mismos?
