"Amarillo el submarino es, amarillo es, amarillo es”

La Junta Electoral Central abrió expediente este pasado jueves contra el President Quim Torra por un presunto delito de desobediencia, por no acatar la orden de retirar el lazo del balcón del Palau de la Generalitat. Para los que se hayan perdido algo: estamos hablando de un lazo de color amarillo, no color magenta, ni color cian, ni color beige, ni color salmón, sino “amarillo” un color subversivo, peligroso y cuyo uso denota una actividad presuntamente delictiva. Seguramente el Capitán Pescanova está buscando desesperadamente un color con el que sustituir su uniforme.

Fíjense ustedes hasta dónde hemos llegado: para escribir el párrafo anterior he tenido que recurrir a la lista de colores de google para evitar incluir alguno de los que abanderan en este momento a nivel mundial o en nuestro País, las causas más diversas y evitar así una ofensa (no pretendida) para cualquiera de ellas. Por si no eran suficientes todos los motivos de conflicto a lo largo de la historia nos hemos inventado uno nuevo: los colores.

Según el historiador A.Cagliani de la Facultad de Historia de Buenos Aires: “en los últimos 5.000 años de historia, la humanidad sólo estuvo 900 años en paz… Desde el año 1.000 d.c hasta el 2.000 se calcula que las guerras han causado unos 148 millones de víctimas. Hasta la primera mitad de este siglo se estima que 9 de cada 10 víctimas eran soldados; en la segunda mitad esta proporción varia hasta que, a finales del siglo XX, 9 de cada 10 víctimas en los conflictos armados son civiles”.

Traigo estos datos básicos a colación porque no alcanzo a entender como es posible que un simple repaso de la historia no consiga enderezar las mentes de quienes gobiernan para dejarles ver el absurdo barrizal en el que nos meten siglo tras siglo, guerra tras guerra.

Como si no fuera suficiente la lucha para cubrir las necesidades básicas y esenciales de las personas (los derechos fundamentales consagrados en nuestra Constitución); como si no tuviéramos suficientes problemas “reales” en nuestro País, tenemos que inventar uno nuevo utilizando “los colores” que hasta hace poco habían alegrado nuestra vista en el mundo de la moda; del arte; de la gastronomía incluso. Ahora el amarillo se ha convertido en símbolo independentista, proscrito para siempre jamás en según que círculos. Debería estar prohibido abanderar cualquier causa sin utilizar al menos 7 colores, debería ser obligatorio mezclarlos sabiamente para poder defender lo que fuere a fin de no perjudicar de por vida a un color concreto.

Seguramente escribo este artículo, tan absurdo como una historia de Ionesco, porque no consigo procesar los hechos de forma adecuada, me niego a pensar que la fiscalía será capaz de procesar a Quim Torra por no retirar un lazo amarillo de la fachada (o diez mil lazos); me niego a aceptar que se tengan que colgar lazos amarillos porque hay personas en prisión que en realidad no deberían estarlo (un Estado de Derecho verdaderamente democrático y moderno bien podría articular fórmulas sancionadoras diferentes para supuestos delictivos completamente distintos a los habituales). Me niego a pensar también que el gobierno socialista ha ejercido una presión en Catalunya que no hubiera ejercido si hubiese podido aprobar los presupuestos y no se hubiese visto obligado a convocar elecciones anticipadas. Me niego a pensar, en definitiva, que seremos capaces de generar un conflicto civil por un color, el amarillo, que era el color del un sol maravilloso en nuestros cuadernos de parvulitos.

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