El Consejo Europeo de Investigación ha otorgado una de sus ayudas más significativas a la doctora Guadalupe Sabio, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), para el desarrollo de un fármaco que busque proteger el corazón de la grasa perjudicial. Este ambicioso proyecto, denominado ADIPOhealth, reúne a cuatro destacados grupos de investigación procedentes de España, Reino Unido, Dinamarca y Estados Unidos, bajo la coordinación del CNIO.
La doctora Sabio explica que “la grasa se comunica con otros órganos. Entender su lenguaje nos permitirá anticipar los riesgos de la obesidad y desarrollar nuevos tratamientos para prevenir y tratar las enfermedades asociadas”. Los hallazgos de este estudio no solo ayudarán a esclarecer la conexión entre obesidad y cáncer, sino que también permitirán ajustar los tratamientos antitumorales en pacientes con sobrepeso.
En España, aproximadamente una quinta parte de la población padece obesidad, condición que incrementa el riesgo de desarrollar cáncer, enfermedades cardiovasculares y diabetes. La doctora Sabio aclara que “hasta hace poco se asumía que este riesgo provenía únicamente del peso de la grasa, pero eso no es así”.
“Lo que realmente importa es la calidad de la grasa y su correcto funcionamiento. La grasa es un órgano cuyas células desempeñan funciones vitales, y el riesgo aparece cuando estas funciones no se llevan a cabo adecuadamente”, añade la investigadora. Sin embargo, aún queda mucho por entender sobre cómo opera la grasa y su impacto en otros órganos y tejidos.
Con el respaldo del Consejo Europeo de Investigación, se ha concedido una ayuda ERC Synergy de 10 millones de euros al proyecto ADIPOhealth, el cual se desarrollará durante seis años. De esta cantidad, el CNIO recibirá aproximadamente 3 millones de euros para investigar cómo la grasa interactúa con el resto del organismo.
Este fondo es parte de una convocatoria altamente competitiva, donde de 712 proyectos presentados, solo 66 lograron financiamiento. Los grupos de investigación beneficiados provienen de 26 naciones europeas y Estados Unidos, según lo informado por el ERC.
El tejido adiposo y su papel en la salud
El tejido adiposo, conocido comúnmente como grasa corporal, actúa como un órgano endocrino, liberando moléculas que regulan el metabolismo en otros órganos. Cuando este sistema funciona correctamente, las señales que emite son beneficiosas. Por el contrario, la disfunción puede conducir a diversas enfermedades.
Este proyecto se centrará en el impacto del tejido adiposo en la salud cardíaca, pero sus resultados también ampliarán la comprensión del papel de la grasa en el organismo y su conexión con enfermedades como el cáncer.
La población con sobrepeso y obesidad presenta una gran heterogeneidad. Comprender en qué aspectos la grasa de cada individuo es disfuncional podría ayudar a predecir riesgos de enfermedades asociadas, como infartos o ciertos tipos de cáncer. “Esto es fundamental para los médicos, quienes actualmente carecen de herramientas para diagnosticar enfermedades del tejido adiposo y así evaluar los riesgos de sus pacientes”, enfatiza la doctora Sabio.
Adicionalmente, la obesidad puede aumentar el riesgo de insuficiencia cardíaca, y los tratamientos antitumorales también pueden contribuir a este riesgo. De hecho, se estima que el 60% de los abandonos en tratamientos oncológicos se deben a complicaciones cardíacas. Comprender cómo las células de grasa afectan al corazón podría permitir una mejor adaptación de los tratamientos para quienes padecen sobrepeso u obesidad.
El primer objetivo del proyecto ADIPOhealth es identificar los cambios en la grasa disfuncional y cómo estos afectan la comunicación entre las células de grasa (adipocitos) y el corazón. Para lograrlo, se buscarán biomarcadores que indiquen la disfunción de los adipocitos, los cuales podrían servir como dianas terapéuticas.
Estos biomarcadores permitirán distinguir entre la grasa saludable y la que presenta disfunciones, ayudando a identificar a las personas con sobrepeso u obesidad que están en mayor riesgo cardiovascular. “Es importante destacar que también existen personas delgadas que pueden tener adipocitos disfuncionales sin saberlo”, señala la especialista en metabolismo.
La doctora Sabio explica que “si tu adipocito no puede almacenar grasa, esta se acumula en el hígado, lo que te convierte en una persona delgada pero con un mayor riesgo de padecer hígado graso y, por ende, cáncer hepático”.
Para determinar los biomarcadores que indiquen el riesgo real de cada persona, el equipo de Sabio llevará a cabo estudios tanto en modelos animales como en muestras humanas, investigando la disfunción de los adipocitos y las sustancias que secretan cuando no funcionan adecuadamente.
Dale Abel, de la Universidad de California en Los Ángeles, colaborará con la doctora Sabio para identificar cuáles de las sustancias detectadas afectan a las células cardíacas y a otros tejidos, así como cuáles pueden servir como biomarcadores. “En el tejido adiposo no contamos actualmente con ningún marcador que indique si la grasa está funcionando mal”, menciona Sabio.
Los biomarcadores seleccionados serán contrastados en muestras humanas, lo que permitirá definir las moléculas clave sobre las que se debe actuar para mitigar los efectos negativos de la disfunción de los adipocitos.
En una fase final, el grupo de la doctora Sabio buscará desarrollar un fármaco dirigido a estas moléculas diana, y posteriormente, Mauro Giacca, del King’s College de Londres, diseñará nanopartículas que puedan administrarse directamente al corazón.
Las ayudas ERC-Synergy financian a entre dos y cuatro grupos de diferentes disciplinas y países, para fomentar la colaboración en la resolución de problemas complejos que no pueden ser abordados individualmente. Esta financiación forma parte del Programa de Investigación e Innovación de la Unión Europea, Horizonte Europa.
El CNIO es un centro público de investigación subordinado al Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Es el mayor centro de investigación en cáncer en España y uno de los más relevantes en Europa, integrando a medio millar de científicos y personal de apoyo dedicados a mejorar la prevención, diagnóstico y tratamiento del cáncer.
El ERC, establecido por la Unión Europea en 2007, es la principal organización de financiación de la investigación de excelencia en Europa. Ofrece cuatro programas de ayudas: Starting Grants, Consolidator Grants, Advanced Grants y Synergy Grants, además de un programa adicional, Proof of Concept, que apoya a los beneficiarios en la fase de comercialización de sus investigaciones pioneras.
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