¿Dónde pondría usted un cuartelillo de la Guardia Civil? Bueno, no elucubre que no están las cosas como para gastar neuronas y, además, sólo era una pregunta retórica que ya tenía respuesta, por eso la hice. En una estación de autobuses. Ustedes verán: la estación de autobuses que hizo el Pacto de Progreso del anterior Antich (¿se acuerdan aquel que quería crear un impuesto turístico?) en Palmanova, por fin tiene utilidad: es cuartelillo de la Guardia Civil. A mí me parece bien, porque por lo menos se le da uso al local. Pero tiene algunos problemas, como es lógico. Las salas de espera de los pasajeros, que se han habilitado para las fuerzas de seguridad, no tienen ninguna privacidad. Claro, una sala de espera no tiene que ser cerrada porque así se pueden ver los autobuses, pero un cuartelillo no es lo mismo. En cada plaza de aparcamiento caben cinco coches de la benemérita y no sólo porque los coches sean pequeños sino porque las plazas eran para autocares y, claro, son enormes. Al final, como ven, nadie se hace responsable de haber construido una estación de autobuses que nunca jamás se utilizó; nadie da la cara y todo el mundo mira para otro lado. Ya es triste que las cosas sean así. Yo pienso que si alguien encarga una estación de autobuses, es que la necesita. Si no, alguien debería ser responsable (perdón por esta palabra, que suena mal, como fuera de lugar) y, por lo menos, explicarnos qué ha cambiado. ¿Tal vez ahora no hay pasajeros en Palmanova? ¿Quizás ahora los buses no tienen demanda? ¿O es que aquí nadie se acuerda de para qué gasta el dinero?





