La situación financiera que vive la autonomía balear equivale más o menos a que, si usted ganara 1.500 euros mensuales, gastara 3.000. En efecto, los ingresos reales de la Hacienda autonómica cayeron en 2008, 2009 y 2010 por debajo de los 1.500 millones mientras que el gasto se ha mantenido en torno a los 3.500. De hecho, los Presupuestos de este año prevén un gasto de 3.500 millones, aunque no se van a gastar porque no hay dinero. Añadamos que usted creyera que tiene el derecho legítimo e irrenunciable a vivir con ese nivel de 3.000 euros, claramente más allá de sus disponibilidades. Los derechos fundamentales no pueden estar sometidos a cuestiones tan ordinarias como el dinero, por lo que usted mantiene su gasto en los 3.000 euros al mes, pase lo que pase. Es lo mismo que sucede cuando nuestra autonomía se autoatribuye el derecho a tener dos televisiones autonómicas, a mantener a miles de empleados públicos improductivos en cientos de empresas que no sabemos cerrar, a subvencionar a una de cada dos personas, a construir autopistas, metros y paseos peatonales por doquier, a hacer equiparaciones salariales demenciales, etcétera. En definitiva, a gastar como siempre. Pruebe usted a mantener ese tren de vida mucho tiempo, tres años por ejemplo, y verá que tendrá que acudir a los bancos desesperadamente, primero para pedirle 1.500 euros al mes y al poco tiempo bastante más, porque los intereses le van a empezar a comer. ¿Sabe cómo va a acabar esta historia? Muy sencillo: usted, que hubiera podido vivir una vida estable con un gasto de 1.500 euros, acorde con sus ingresos, va a tener que adaptarse a vivir con 700, porque las deudas le van a obligar a generar ahorros extraordinarios para salir del agujero. ¿Y sus derechos sacrosantos a mantener el gasto al margen de lo crematístico? Pues, como no le toque la lotería, va a tener que quedarse en un derecho de imposible ejercicio; un derecho que estará sólo en el papel. Porque los derechos tienen eso, que acaban cuando no hay quien los financie. ¿O si no, por qué pese a que las constituciones de Bolivia, Congo, Egipto o Ruanda reconocen el derecho a la vivienda digna, en estos países la vivienda es insuficiente e indigna? Así pues, por ejemplo, Cataluña, que está arruinada por muchos años, anunció ayer que se contempla acabar con la Sanidad y la Educación gratuitas, para introducir el co-pago en estos derechos que eran fundamentales, básicos, sagrados. Es decir que quienes más homilías hacen en favor del carácter sagrado de nuestro derecho a gastar, son quienes nos conducen irreversiblemente a no poder disfrutar ni de los derechos básicos. Porque al final, los números tienen que cuadrar. Vaya con los defensores de nuestros derechos, nos van a dejar sin nada.





