«The answer, my friend, is blowin' in the wind».
Quien no conoce la famosa canción de Bob Dylan que en 2004, fue elegida la 14º mejor canción de todos los tiempos según la revista Rolling Stone. Dice Dylan «No hay mucho que decir sobre esta canción, excepto que la respuesta está soplando en el viento. No está en ningún libro o en una película o en un programa de televisión o en un grupo de discusión. Está en el viento, y está soplando en él. Muchas de estas personas me dicen dónde está la respuesta pero no voy a creerme eso. Sigo diciendo que está en el viento y al igual que un trozo inquieto de papel tiene que bajar un poco”.
Un viento nuestro se ha puesto de moda en el argumentario político y ha ocupado el escenario mediático en los últimos días. Si eran pocos los estresores psicosociales ahora se añade un nuevo subtipo de estrés meteorológico: la tramuntana como estrés eólico. Había pocos estreses y pario la abuela. Al pseudoestrés posvacacional se suma ahora el estrés del dios Eolo.
Desconozco si Lamban el presidente socialista es fan del gran Dylan, pero la ha liado parda, sugiriendo que la presidenta del Govern piensa y actúa influenciada por un tipo de viento que desde Francia y pasando por Girona se expande hacia nuestras Islas: la mítica y temida, sobre todo en Menorca, tramontana .El flirteo que los socialistas mantienen desde Zapatero con el viento es un enigma que hasta ahora los científicos no han podido explicar.
La tramuntana según Lamban sería un factor epigenético balear que actuaría sobre la neuroplasticidad cerebral de la Sra. Armengol y que habría condicionado sus manifestaciones sobre cómo debería configurar , el levísimo y transitorio Sánchez , los pactos políticos que le permitan gobernar España. El menú preferido por la sra Armengol sería una barretja o totum revolutum ideológico con el único propósito de hacer presidente al perdedor recurrente Sánchez. Está claro que la Sra. Armengol se identifica con la trayectoria de Sánchez y es evidente que habla en Madrid , pero para que se oiga en las Baleares. Estoy seguro que Jarabo se lo habrá agradecido.
Según Lambán , que sabe mucho más del cierzo aragonés que de la tramuntana que nos ocupa, las 19,3 billones de neuronas, los 36 billones de células gliales, los 180 mil kilómetros neuronales y los 25.000 metros cuadrados de superficie de intercambio de las membranas cerebrales , que aproximadamente tiene el cerebro de una mujer, en este caso de la Sra. Francina Armengol, habría sido afectado por uno de los siete vientos que poblan la atmosfera aérea de nuestra Estado.
El estado de ánimo de algunas personas e incluso su salud mental dependen de los cambios meteorológicos. En España, la tramontana, el viento sur del norte y el siroco están relacionados con una mayor presencia de migrañas, cuadros depresivos, ansiedad e irritabilidad. No existe consenso científico sobre por qué determinadas masas de aire producen este desequilibrio.
El viento es un integrante del conjunto de meteoros que configuran nuestra ecología y, en algunos momentos, algunos parecen capitanear algún efecto sobre nosotros”, indica a SINC Antoni Bulbena, catedrático de Psiquiatría en la Universidad Autónoma de Barcelona e investigador del Hospital del Mar.
Sí hay consenso en torno a la influencia que tiene el efecto foehn en la salud de algunas personas. Este efecto termodinámico se produce cuando una masa de aire entra en contacto con cadenas montañosas, provocando el brusco calentamiento del aire al descender por la ladera de una montaña, opuesta a la dirección de los vientos.
En Suiza, la gente teme al efecto foehn que cruza los Alpes porque aumentan sus dolores de cabeza
En España, este efecto se produce sobre todo en la cordillera cantábrica cuando soplan vientos del sur, aunque también puede aparecer en otras regiones como en los Pirineos, en la Sierra de Gredos o en las islas Canarias. Viñas recuerda que en el antiguo Código Penal que se aplicaba en España se recogía el efecto foehn, “eximiendo de la culpabilidad de un delito si la falta había sido cometida en días de viento sur”.
Josep Pla tenía una marcada ambivalencia ante la tramuntana y el músico Lluís Llach ha confesado en varias ocasiones: “La tramontana aumenta mi tensión creativa, pero después de unos días me agota”. Agotada o no, la obra de otro artista como Salvador Dalí sería otra si el viento de tramontana no hubiera modelado sus excéntricas figuras.
En Menorca se teme especialmente al ruido de la tramuntana y se asociaba a conductas autodestructivas.
Pero no es el viento sino la metereosensibilidad personal lo que importa.
La clave es ¿qué ventolera tienen los seudolideres políticos en la actualidad? ¿Con que vientos se acompañan nuestros políticos? ¿Es el viento el nuevo chivo expiatorio de nuestros políticos? ¿Es el viento el responsable de la veleidad de nuestros políticos veletas?
No podemos controlar el viento, solo ajustar las velas. ¿Los creen capaces?
Recuerden, en derrota transitoria pero nunca en doma.





