A propuesta del vicepresidente y conseller de Presidencia, Antonio Gómez, el Consell de Govern, ha acordado este viernes la concesión directa y excepcional de un premio Ramon Llull a Jaime Mascaró Pons, a título póstumo.
El Premio Ramon Llull de la Comunidad Autónoma de las Illes Balears fue creado en 1997. Es una distinción que tiene como finalidad honrar y distinguir, de forma individual o colectiva, a las personas físicas y jurídicas que hayan destacado por los servicios prestados dentro el territorio de las Illes Balears en los ámbitos cultural, deportivo, jurídico, empresarial, cívico, humanitario, de investigación, de enseñanza y lingüístico.
Así mismo, y a propuesta del presidente del Govern, José Ramón Bauzà, el Consell de Govern ha acordado también la consesión de la Medalla de Oro de la Comunitat Autònoma de les Illes Balears al jurista e historiador mallorquín Román Piña Homs
Jaime Mascaró Pons (a título póstumo)
Empresario desde 1939 hasta 2014. Por su carisma, su gran visión innovadora, por ser una persona que siempre se adelantó a su tiempo, porque consiguió no sólo el éxito empresarial, sino también consolidar una empresa menorquina a escala internacional.
Nació en Ferreries, localidad con una larga tradición artesanal en zapatillas de ballet. Allí inició su trayectoria empresarial en un pequeño taller familiar creado por su padre, Pedro Mascaró -Maestro Perico-, y su tío Antonio Mascaró, con el fin de fabricar allí zapatillas de ballet.
Muy pronto comenzó a demostrar su auténtico carácter y vocación empresariales. Cuando sólo tenía 20 años, llenó una maleta con la nueva colección de modelos y zarpó en Barcelona con el objetivo de abrir las puertas del pequeño taller familiar en el gran mercado español. Este viaje supuso un punto de inflexión del taller, porque Mascaró tomó conciencia de que, además del mercado de la danza, había un mercado potencial en el sector del calzado para muñecas.
Así se inició la primera aventura empresarial de lo que fue la creación de bailarinas para muñecas y su venta en Barcelona. Sin embargo, enseguida las madres comenzaron a solicitar los mismos diseños y este fue el origen de la primera colección para mujer.
En los años sesenta, Jaime Mascaró inició el proceso de transformación del pequeño taller en una fábrica de calzado, al tiempo de la expansión en toda España, que coincidió con la segunda generación de la empresa (el mismo Jaime y su hermano Antonio).
Ya en la década de los setenta, Jaime una vez más se adelantó a su tiempo y contrató un diseñador italiano como director creativo.
Fue en 1980 cuando se creó la compañía Jaime Mascaró, SA, que impulsó un nuevo proceso de cambio. Amplió el producto y se lanzó al mercado internacional. En los años noventa abrió su primera tienda en París y llegó a tener 90 en 22 países deferentes.
A finales de los noventa, se incorporó a la empresa la tercera generación: la esposa de Jaime, Francisca Pons, y sus hijas (Úrsula, en el departamento de diseño y creatividad, y Lina, en la gerencia y dirección comercial de la empresa).
Enseguida lanzaron nuevas marcas como Úrsula Mascaró, Pretty Ballerinas y Pretty Loafers, conocidas internacionalmente y que han conseguido estar hoy en día en los cinco continentes, a través de 98 tiendas propias y de una extensa red de tiendas multimarca, manteniendo, eso sí , el corazón y esqueleto de la empresa en Ferreries.