El pasado mes de agosto, la revista PORTUM Mahón publicó un reportaje sobre el Lazareto que a publicamos íntegro a continuación
El Lazareto de Maó, una obra de incalculable valor histórico, dejó el pasado 28 de julio de ser propiedad del Ministerio de Sanidad para pasar a manos del Govern Balear. Este acuerdo contempla la cesión de esta fortaleza sanitaria del siglo XVIII al Consell Insular de Menorca, con lo que la instalación será utilizada al fin como recurso turístico y cultural.
http://issuu.com/empatic/docs/portum_agosto
Y es que el Puerto de Maó, y con concreto la “Illa Plana”, era utilizado ya en la alta edad media (1490) como lazareto. En este pequeño islote se depositaban por entonces las mercancías procedentes de países apestados o sospechosos de sufrir enfermedades infecciosas. Pero no fue hasta 1771 cuando en la Isla de la Cuarentena, como también era conocida, se edificaron diversas dependencias culminadas por un gran edificio en 1785, bajo gobierno español.
Fue en este año cuando Menorca recibió a 365 esclavos españoles liberados tras permanecer presos en Argel, una plaza asolada por una epidemia de peste. Las instalaciones de Illa Plana se quedaron pequeñas y algunos de ellos fueron alojados en la Illa des Coloms en Es Grau. Fue en ese momento cuando el Conde de Floridablanca, Secretario de Estado del Carlos III, impulsa la construcción del nuevo lazareto en la península de San Felipet.
Las obras dieron comienzo en 1793, bajo el dominio español. Pero la tercera conquista británica de 1798 y la posterior guerra de independencia contra Francia, retrasaron su finalización hasta 1807, año en que entró en servicio. Pero no fue hasta 1817 cuando recibió su primer barco en cuarentena, el buque español “Antonia”. El soberbio lazareto estaba circundado por una muralla de piedra de 1.200 metros lineales, 1’5 metros de ancho y 7’5 de alto. En la muralla se abrieron cuatro puertas que conducían a las tres patentes: Sospecho - sa, Sucia y Apestada. Cada una estaba limitada por un segundo muro de la misma altura que el exterior y distante de éste de 13 metros.

PATENTE SOSPECHOSA: Recibía a las personas y mercancías procedentes de puertos sospechosos o que habían tenido contacto en la travesía con barcos con posible contagio.
PATENTE SUCIA: Destinada para las personas y efectos procedentes de ciudades apestadas o bien de pasajeros de buques en los que durante la travesía se hubiese declarado algún caso de enfermedad infecciosa.
PATENTE APESTADA: Recibía a personas afectadas por enfermedades contagiosas. Situado en la parte más elevada y oriental, tan solo contenía lo que eufemísticamente llamaban ‘enfermerías’. Su entrada principal la formaba una torre de vigilancia.
PATENTE LIMPIA: Presupuestado en 4.000.000 reales, esta patente nunca llegó a construirse y estaba destinado a personas sin sospecha de infección. Debía contener seis edificios para pasajeros, fonda, dos enfermerías, dos edificios para empleados y una iglesia, entre otros. El coste total de la parte edificada fue de 5.632.746 reales y 2 maravedís.







