La enorme crisis política que sacude al partido UPyD y a su líder, Rosa Díez, amenaza con llevarse por delante a esta formación que ella misma contribuyó a crear en 2007. Las profundas discrepancias internas sobre la conveniencia de un pacto con Ciudadanos, el partido de Albert Rivera que mantiene grandes semejanzas ideológicas con UPyD, se han agudizado tras el nefasto resultado electoral cosechado en Andalucía. UPyD no logró obtener representación en el parlamento andaluz, donde tan solo 76.000 ciudadanos votaron por esta formación, lo que no alcanza ni un 2% de los electores. Sin embargo, Ciudadanos consiguió 368.000 votos (un 9%) y 9 escaños, lo que ha sido interpretado como una censura explícita de los votantes a la negativa de UPyD de pactar con Ciudadanos.
En Balears el candidato de la formación magenta al Parlament, Juan Antonio Horrach, se posicionó a favor del bloque crítico que parece liderar el diputado Toni Cantó, candidato al Parlament de la Comunitat Valenciana, partidarios de que el Consejo de Dirección encabezado por Díez asuma su responsabilidad y dimita por el desastroso resultado en Andalucía. Así se planteó el pasado fin de semana en un Congreso Político, donde la mayoría de los participantes, consideró más adecuado esperar a las elecciones municipales y autonómicas y posteriormente convocar un congreso extraordinario. Sin embargo, quizás ya sea muy tarde para UPyD porque la tozudez de la mayoría de sus dirigentes en no querer alcanzar un pacto con Ciudadanos, puede abocarles al desastre total, como ha sucedido el 22-M, donde los votantes les han dado la espalda.
Lo que cabe preguntarse ahora es si Juan Antonio Horrach, líder de UPyD en Balears, en caso de que su partido no consiga un buen resultado en las elecciones autonómicas, hará lo mismo que exige a Rosa Díez y dimitirá. Sería lo lógico y coherente.