Por no ir a buscar clubs más pequeños, ¿alguien sabe cómo se llama el jardinero o jardineros que cuidan el césped del estadio Santiago Bernabéu, el Wanda Metropolitano, el Madrigal, el Sánchez Pizjoán o el mismísimo San Mamés. Yo no, lo reconozco. Tampoco me importa lo más mínimo. Pero el eficaz departamento de comunicación del Real Mallorca SAD nos ha hecho saber que ha sido contratada para tal menester una empresa que ejerce la misma labor nada menos que en el Nou Camp, como si se tratara del primer fichaje de invierno. Bueno, de hecho en algunos medios ha merecido el mismo espacio y bastante mayor tamaño que el resultado del balance de cuentas del 2016 que nadie se ha tomado la molestia de solicitar en el Registro Mercantil.Será que no se esperan esperan sorpresas. Digo yo.
Gracias al maestro Cúper supimos quien era Benito Mateo, el hombre que no segaba la hierba del Lluis Sitjar sin consultar antes la altura del corte al técnico argentino. Regresó al Mallorca no hace mucho, pero ha decidido enseñar a los chinos. No los del todo a un euro, sino a sus colegas que han descubierto el petróleo y también los mangoneos del fútbol. Hasta Sergi Barjuán se ha ido al impero del Sol Naciente. ¡Quién lo iba a decir!. Más allá de la anécdota, no creo que a ninguna afición del mundo le interese conocer el nombre del jardinero de su equipo, nos viene justo con el masajista, el cuidador de material y el podólogo. Al paso que vamos pronto convertiremos en noticia al fabricante del banderín de córner o, ya puestos, la marca de la cal con la que se marcan las líneas del terreno de juego.






