Los políticos superan sus umbrales máximos de estupidez, pese a que ya están altísimos. Y la nueva cámara autonómica, que inició sus sesiones ayer, promete mantenerse bordeando las fronteras del surrealismo. Vean ayer, como aperitivo, la pregunta que le formuló el líder del PSM al Govern: ¿Qué tiene que decir de los datos del paro? La pregunta supone que el PP, que accedió al Govern a mediados de junio, no logró resultados para agosto. ¿Pero no decía el PP que iba a arreglar el paro? Pues en agosto seguíamos igual. Biel Barceló hizo la pregunta con toda la tranquilidad del mundo. Pero la respuesta casi fue peor: le contestó el presidente Bauzá y le dijo que las cifras del paro eran malas, pero con un tono como si admitiera que las cifras de ese mes son de su responsabilidad. Era el mismo tono que hubiera tenido Antich días antes. El paro es el resultado de la ralentización e incluso parálisis de la economía. La economía se para hoy, y el paro crece en seis meses como mínimo. La economía se acelera hoy y el paro baja en medio año, como mínimo. Las empresas no despiden ni contratan de hoy para mañana. Todas tienen un cierto colchón y aguantan algunos embates de la crisis. Lo que no pueden aguantar, lógicamente, son los tres años que llevamos. Pero si mañana se normalizara la actividad, tampoco iban a contratar de inmediato. Querrían esperar y ver, asegurarse, tener certezas y después empezarían a buscar y contratarían no antes de seis meses, por supuesto. Pero nuestros políticos se empeñan en demostrarnos que estamos en manos absolutamente impresentables, que no tienen ni idea de lo que hacen, y que, por ello, estamos abocados a entrar en una crisis aún más seria que la que tenemos. Lo siento por nosotros.





