El triángulo mantiene el timón

Cada vez es más palpable la firmeza del triángulo Juan Carlos-Rajoy-Rubalcaba para mantener firme el pulso del Estado ante los embates que amenazan con hacer zozobrar el equilibrio nacido de la Transición. Las embestidas han sido terroríficas en los últimos años.Y el mantenimiento del triángulo interesa sobremanera a sus tres vértices. La Monarquía ha sufrido golpes durísimos, comenzando por el caso Nóos-Cristina y siguiendo por el aireamiento y la befa con que se han tomado en algunos influyentes sectores el asunto de Corinna o el accidente real en la cacería de Bostwana. El vaso se ha colmado. Grupos ligados o muy próximos a la extrema derecha mediática han jugado frívolamente a la abdicación del Rey en su hijo. Una jugada que les permitiría a ellos el control del poder, unos a cara descubierta y otros desde la sombra.

Esa misma extrema derecha, nostálgica del aznarismo y sus delirios de grandeza, también ha jugado fuerte a la hora de ridiculizar una y otra vez a Rajoy, mostrándole como un ser débil y timorato. Una cierta órbita del PP se mueve en esta maniobra. A medio plazo, aspiran a desplazar a Rajoy de Moncloa y colocarse ellos.

Mientras, desde sus terminales mediáticas llevan tiempo azuzando una campaña anticatalana a gran escala. Han provocado una reacción durísima en el Principado, claramente separatista. Es el campo de juego que más le gusta a la carcundia : o ellos o la catástrofe.  De hecho, están a punto de dejar contra las cuerdas a Rajoy, su gran objetivo, ante su fracaso en poner a los catalanes en cintura. Es una estrategia tan burda como efectiva, con dos contra las cuerdas: el jefe del Estado y el jefe del Gobierno.

Por su parte, Rubalcaba atravesaba horas muy bajas. Puntal del desastroso Gobierno Zapatero, se comportaba como un secretario general en retirada. Pero acaba de descubrir que es imprescindible y que aún le quedan por rellenar algunos párrafos más de la Historia de España. Los otros dos vértices le han hecho comprender que sin él no hay triángulo. Y sin él su PSOE corre el peligro de ser machacado por la izquierda en las próximas elecciones europeas ante el avance de Izquierda Unida. Rubalcaba vuelve a sentirse imprescindible y tal vez esconda la carta de presentarse a las primarias de su partido como candidato a la presidencia del Gobierno. Mientras, gana tiempo y hace política de Estado junto a los que le han convencido de que su rol es insustituible.

El triángulo, pacto de Estado que no se conocía en España desde los tiempos de la Restauración (Maria Cristina-Cánovas-Sagasta) tiene marcados varios objetivos fundamentales.   Primero: orillar y dejar fuera de juego el facherío ultraderechista incluídas sus alas mediáticas, políticas, económicas e incluso de púlpito. Segundo: reconducir  la humareda de los escándalos judiciales, que han causado un daño tremendo a la Monarquía y al régimen democrático surgido de la Transición. Tercero: llegar a un acuerdo de mano tendida con los catalanes, conscientes de que ha sido la carcundia centralista la que han encendida la hoguera con sus provocaciones interesadas desde Madrid.

O el triángulo consigue su objetivo, o está en juego el actual modelo de Estado, que pasaría a ser controlado finalmente por la dialéctica negra,  cerrada, excluyente e intolerante de siempre, con un conflicto  terrorífico por el enfrentamiento con los catalanes, el desprestigio de la Monarquía y el final del centrismo político, hijo de la Transición.

Un fuego que necesitan los reaccionarios para hacer realidad su presa final: el poder por el poder.

 

Suscríbase aquí gratis a nuestro boletín diario. Síganos en X, Facebook, Instagram y TikTok.
Toda la actualidad de Mallorca en mallorcadiario.com.

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más Noticias