Historia

El viaje de los sellos de la República a Menorca

Año 1938. El primer correo postal submarino del mundo se estrena conectando Barcelona con Menorca en plena Guerra Civil. Se trata de un curioso acontecimiento propagandístico que en el fondo busca sacar dinero para seguir financiando la campaña bélica. En estos momentos, la isla es la única que permanece en manos de la República, mientras el resto de Baleares, en el bando de los Nacionales, la mantiene bloqueada y aislada de la Península.

La revista PORTUM Mahón de julio explica que la emisión de sellos conmemorativos de batallas y victorias es un recurso que ambos bandos utilizan para subir la moral y financiar las campañas, pero en 1938 la República tiene pocos éxitos a celebrar. Sin embargo, se les ocurre un plan genial para ganar dinero y, a la vez, romper el bloqueo al que está sometida Menorca. La idea es enviar un submarino republicano a hacer el trayecto de Barcelona a Mahón cargado con cartas y certificados de correo postal (algunas auténticas pero otras con direcciones falsas para rellenar y hacerlo más auténtico), todas con unos sellos especialmente diseñados que llevan el nombre de “Correo submarino”, algo totalmente inédito en el mundo.

Así, un submarino C4 sale del puerto de Barcelona el 12 de agosto con el correo y otro cargamento de sellos sin usar, custodiado además por un oficial de correos y por un corresponsal de prensa de un gran periódico norteamericano, el Saturday Evening Post, encargado de dar a conocer mundialmente este acontecimiento. Irónicamente, el correo submarino hizo el trayecto por la superficie del mar, es decir, sin sumergirse del todo, porque el cielo estaba despejado de aviones enemigos y así era más veloz.

Llegó a Mahón el 13 de agosto y empezó entonces la operación para vender los sellos que, contando distintas tiradas, sumaban más de 75.000 ejemplares. La operación fue un éxito total. Casi todos los sellos se vendieron exclusivamente en la Agencia Filatélica Oficial y a compradores del extranjero. En sólo unos días, la República obtuvo unos extraordinarios ingresos de más de 20 millones de pesetas de 1938, y además en divisas extranjeras (francos franceses y libras esterlinas). El correo submarino regresó a Barcelona, en esta ocasión sí lo hizo bajo el agua, el mismo 17 de agosto.

Esta es una de las anécdotas más curiosas y poco recordadas de la Guerra Civil. Sólo en 1988, cuando se cumplían 50 años, se recordó el viaje de aquél correo submarino con la repetición del mismo trayecto a cargo de otro submarino de la armada española.

Lea el artículo en la revista PORTUM Mahón (3 páginas) y vea las muestras de los sellos en este enlace:

http://issuu.com/empatic/docs/libro_portum_julio_isuu/42

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