Cuando se cumple un año del fenómeno conocido como 'mamading', difundido en primicia por mallorcadiario.com el verano pasado, es innegable que aquel episodio (que lamentablemente llevaba sucediendo hace muchos años) supuso un aldabonazo definitivo en la conciencia de todos los mallorquines, del sector turístico en general y de las autoridades y representantes políticos, que ante un espectáculo tan bochornoso, denigrante e indigno, tomaron conciencia de que no se podía continuar mirando hacia otro lado y haciendo como que no pasaba nada. Era contraproducente hacerlo porque en la sociedad de la información, donde todo el mundo con un móvil en la mano es un reportero en potencia, era cuestión de tiempo que la manga ancha con las acciones de desaprensivos, acabara trascendiendo y generando escándalo.
La sociedad mallorquina reaccionó. Los agentes empresariales, sociales y políticos responsables de poner coto a tales prácticas indeseables para la imagen turística de la isla e inaceptables desde todo punto de vista, se pusieron manos a la obra y cada uno según sus posibilidades y responsabilidad, actuaron para cambiar la situación y erradicar el problema.
Un año más tarde, en plena temporada turística, todo el mundo coincide en señalar que hoy la situación es otra. Pese a que persisten determinados problemas estructurales que poco a poco hay que solucionar (no es cosa de un día hacerlo y requiere la colaboración de todos), la realidad es que la situación general ha cambiado. El turismo de mayor calidad arrincona al de sexo y drogas, tan pernicioso y nocivo. Aún hay mucho camino que recorrer, pero es justo señalar que la situación ha mejorado, que no se incurre en determinadas prácticas o que al menos, existe la determinación pública y declarada por acabar con ellas, y que la censura social a quienes no trabajen en evitar dañar la imagen turística de Mallorca es determinante para lograrlo.
