Elegir el lado en el que estar

Por dos veces en poco tiempo he tenido conversaciones con amigos, que son tan amigos que me leen, y que me echan en cara la línea ideológica de mis artículos; en ambos casos yo intentaba hacerles ver que era mi forma de ver el mundo a lo que ellos, que evidentemente difieren de mí, me tachaban de ser de derechas.

Decir a alguien que es de derechas hoy en día se usa como ofensa, como si se estuviera estigmatizando (heredero de la dictadura y amigo de la corrupción) a esa persona, pero por el contrario llamar antisistema (persona que quiere destruir lo edificado en estos 40 años) a alguien es como señalarle como modelo a imitar. Creo que mis amigos están equivocados por dos motivos, primero porque no soy una persona de derechas sino de principios y segundo porque creo en el estado de derecho y el imperio de la Ley.

Poco antes de empezar a escribir esta columna he tenido la suerte de encontrarme con una cita de Leonard Cohen inspiradora, dice Cohen: “a veces uno sabe de qué lado estar, simplemente viendo quienes están en el otro lado”.

Yo no puedo estar en el lado de Iglesias y sus conmilitones, Puigdemont y demás gente que no respeta la Constitución, Armengol y su incapacidad de gestionar este pequeño país, Noguera y su obsesión en destruir la riqueza de nuestra ciudad y mantenerla sucia, entre otros muchos.

Naturalmente no puedo estar junto a personas, de ser cierto, que falsifican títulos de estudios que no tienen (Como parece la señora Cifuentes) y tampoco puedo estar con los que roban al pueblo para incrementar su cuenta corriente (se llamen eres, Bárcenas, Pujol, Oltra) sean del color que sean… siempre respetando la presunción de inocencia y no me hablen del pasado, ya está juzgado y ya están cumpliendo con la sociedad.

Quiero y voy a estar con los que respetan las leyes como normas de convivencia, los que respetan la Constitución no sólo cuando les interese sino siempre como norma básica del Estado, defendamos por igual y con la misma vehemencia la soberanía nacional, el derecho a una vivienda digna o la libertad de expresión, por ejemplo. No creo en diseccionar la Constitución en artículos a conveniencia, la Constitución es un cuerpo y su aplicación no es a la carta, y si no se está de acuerdo el propio texto contempla formas de instar su reforma y a ellas debemos acudir.

No comparto la cita de Marx, el bueno, el que tanto bien hizo en comparación con su tocayo Karl, “estos son mis principios, si no le gustan tengo otros”. Que pasen un buen día.

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