Han tenido que pasar cerca de 40 años para poder disfrutar de un "bis" durante una representación operística en el Teatre Principal de Maó.
La segunda y última función de Nabucco representada este domingo en la XLV Temporada de Ópera de Maó tendrá su lugar en la historia del coliseo mahonés. Siguiendo la línea de lo que fue la función inaugural del pasado viernes, con el altísimo nivel exhibido tanto por los solistas como por el coro y la orquesta, no era descabellado pensar que esta última representación albergara un hecho tan extraordinario y poco usual en Menorca como la interpretación de un "bis" en mitad de la ópera.
Avanzado ya el tercer acto, justo al inicio del segundo cuadro, empezaban a sonar las célebres notas del "Va, pensiero" y arrancaba un pequeño murmullo entre el público. El coro de los Amics de s'Òpera afrontaba la pieza con serenidad, con un pianisimo que obligaba a los asistentes a poner toda su atención para no perderse ningún detalle. Una pieza tan escuchada como ésta corre el peligro de ser banalizada e interpretada a modo de vals, en lugar de como el canto triste y afligido de los esclavos que rememoran su país desde el exilio. No fue el caso.
Transcurrió melancólico el canto hasta el forte que marca el clímax (Arpa d'or dei fatidici vati). Toda una demostración de matices y reguladores que el coro supo mantener hasta una última nota final que quedó suspendida en el aire, ya sin orquesta, durante 15 interminables segundos.
La atronadora ovación, de varios minutos de duración, se vio sólo interrumpida cuando el director de la Simfònica, Francesco Lanzillotta, dio media vuelta en su podio y, dirigiéndose al público, hizo el gesto de preguntar si debían repetir la pieza. Aumentaron los gritos y los aplausos... el 'bis' estaba servido.
Al igual que hizo Riccardo Muti en el mítico 'bis' de marzo de 2011 en la Ópera de Roma, Lanzillota dirigió parte de la repetición vuelto hacia el patio de butacas, marcando el compás a un público entregado que acompañó a los cantantes como buenamente pudo.
El emocionado coro, más los seis miembros de Intermezzo, volvieron a hacer una interpretación llena de delicadeza que se resolvió con una nueva y sentida ovación.
CASI CUATRO DÉCADAS
Aunque bisar el Va, pensiero no puede considerarse algo tremendamente extraordinario (sobre todo en Italia, donde la pieza es casi un himno), sí que en Menorca es extremadamente difícil ver casos como el del domingo. De hecho, tendríamos que remontarnos hasta marzo de 1980 para recordar otro hecho igual. Fue precisamente también en un Nabucco, con un reparto que encabezaba entonces el barítono francés Gian Koral.
Con lo de anoche, el público menorquín supo rendir un merecido homenaje a la labor, a veces no lo suficientemente reconocida, de un coro que, bajo la dirección de Cristina Álvarez, año tras año consigue estar a la altura de los repartos de prestigio internacional a los que nos ha acostumbrado la Fundació Menorquina de l'Òpera.
