Conforme se avanza en la investigación de los atentados perpetrados el día 17 de agosto en Barcelona y el 18 en Cambrils (Tarragona), se van conociendo más detalles de los planes criminales de la célula yihadista, desbaratados parcialmente tras la explosión accidental ocurrida en Alcanar (Tarragona). Fue este hecho lo que obligó a los terroristas a modificar sus planes y a cometer de forma improvisada los atentados en La Rambla y en el Paseo Marítimo de Cambrils. Los detalles son altamente intranquilizadores, aunque los 12 integrantes de la célula hayan sido neutralizados excepto uno de ellos, al que se está buscando intensamente.
Pero entre tanto dolor y tanta muerte, merece la pena destacar lo acertado de la política de comunicación de la Generalitat de Catalunya y concretamente del Cos de Mossos d’Esquadra, la Policía autonómica que se ha hecho cargo de la investigación de los atentados, bajo la direccion de la Audiencia Nacional. Por una parte hay que alabar el hecho de que las explicaciones a los medios las lleva a cabo el principal responsable operativo del cuerpo policial y lo hace de uniforme. No lo hace el conseller de Interior, que es un político. El Gobierno central debiera aprender de esto, pues en su ámbito siempre es el responsable político quien facilita la información (recuérdese al ministro Ángel Acebes en los atentados del 11-M de 2004). El hecho de que sea un mando policial otorga mayor credibilidad al relato de los hechos y además, así sucede en casi todos los países de nuestro entorno.
Por otra parte, la prolífica actividad de los Mossos en las redes sociales, informando en catalán, castellano e inglés, ha permitido a la ciudadanía estar perfectamente informada de todo lo que ha ido aconteciendo, lo cual es un ejercicio digno de alabar.





